Fernando Mires - LOS DESPUESES

 




Osvaldo Monsalve - BANJUIS SUR MER-PLAGE


EL MARTILLO DEL DEMONIO

La felicidad era un himno prehistórico a una patria desconocida

a esa zona de arroz y pétalos de aguas donde nadie vivía seguro.

Allí, donde no había preguntas ni respuestas.

Allí, donde esa frase maldita: “qué putas vine a hacer a este mundo”,

dejaba de resonar en tus sienes, como si fuera el martillo del demonio.

Como ahora: como si fuera el verdadero martillo del demonio.


DESPUÉS DE LA BOMBA

Vendrán más ríos,

desaparecerán los polos y la tierra será agua polar

nuestros restos se confundirán con los peces y con las corolas

Solo se salvarán los injustos, y los pulpos

los más negros y no los más blancos de cada amanecer.


Y así llegará el día de la recreación

después de los tsunamis, en las nuevas islas, ayer continentes

Pájaros azules anunciarán el tiempo por-venir

Y comenzaremos nuevamente a pensar entre dos, 

y seguiremos siendo mortales a manchas

y nuestros colores serán cada vez más imprecisos y vanos


Nada será mejor ni peor, solo sobreviremos tal como hasta ahora ha sido,

recostados sobre las cúpulas de las iglesias que asoman en el agua

esperando a otros dioses o esperando a otras cruces, o esperando nada

intentaremos resolver nuestros inútiles problemas,

con aire acondicionado, ahí: dentro de lo que ayer fue planeta

donde abriremos ríos y canales traídos desde la madre tierra

por las agencias del turismo galáctico universal 


Y entonces no llegará esa salvación que nunca vino,

porque para eso nacimos nosotros, los insalvables.

Para no ser salvados nunca. Jamás. Fue y será nuestro destino.


Eso es lo que pasará en los años próximos, ludovica.

Para más adelante no me atrevo a vaticinar nada.

Por el momento, continuaremos siendo lo que somos.

De un modo, llámalo así: prehistórico.

O si prefieres decirlo con ese loco que era Nietzsche:

“humano, demasiado humano”.


LA BOCA

con el correr del tiempo,
sigo siendo el mismo, el de los despueses.
He cambiado, claro está, algunas cosas:
antes todo era leche, ahora casi todo 

es agua verde en las venas circulando 
junto al líquido espeso del amor
la líbido, así la llamaba Freud
Pero es la vívela más corta que larga
y es la misma lengua,
y es la misma palabra,
y es el mismo deseo de ser,
el que nos mantiene vivos a lo largo de los tiempos.
es ese ímpetu por llegar al umbral
y emprender de una vez por todas, la retirada.
 

Es también ese mundo donde todo era oceáno

y yo no era más que una boca. 

Tu boca.
Dos bocas.
Tus dos bocas.
Pura boca.