Carl Bildt - PUTIN SE HA QUEDADO SIN OPCIONES




16 de octubre de 2025

Ahora está claro que el ejército de Rusia no puede hacer el trabajo en Ucrania, y que Donald Trump no puede obligar al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky a someterse mientras se mantenga el apoyo financiero europeo a su gobierno. Ya sea que los líderes rusos se den cuenta o no, no tienen camino hacia la victoria.

ESTOCOLMO – El resultado de la guerra de Rusia contra Ucrania es importante no solo para el futuro de esos países, sino para toda Europa. La causa fundamental del conflicto es la obsesión del presidente ruso Vladimir Putin por restaurar el estatus de su país como potencia imperial. La vieja Rusia era un imperio altamente centralizado, o lo que Lenin llamó una "prisión de naciones". De hecho, es a Lenin a quien Putin culpa de romper el viejo orden imperial y permitir que Ucrania encuentre su propio camino.

Pero Putin no ha tenido mucho éxito en la búsqueda de su visión. Cuando envió más de 100.000 soldados a Ucrania en febrero de 2022, la mayoría de los observadores, incluidos prácticamente todos los expertos occidentales en el ejército ruso, anticiparon una rápida victoria. Pero tres años y medio después, la mayor parte de esa fuerza de invasión inicial se ha ido. Putin puede tener tres veces más soldados recién reclutados estacionados a lo largo de las líneas del frente, pero controla menos del 20% del territorio de Ucrania.

Nadie esperaba que el ejército ruso se desempeñara tan abismalmente, y la pregunta ahora es si hay alguna forma de que Putin aún pueda ganar la guerra. Su primera opción es seguir persiguiendo su objetivo original: una derrota militar total para Ucrania. Pero la naturaleza de la guerra ha cambiado considerablemente en los últimos años. Debido a los rápidos cambios tecnológicos en ambos lados, la defensa funciona mejor que la ofensiva. Es mucho más fácil mantener el territorio que tomar más.

Si bien Ucrania ha logrado una ventaja tecnológica, Rusia se está poniendo al día rápidamente y ambas partes han apuntado cada vez más a la infraestructura energética vital del otro. Pero la probabilidad de que el ejército ruso derrote al de Ucrania es muy pequeña. Putin se jacta de avances graduales, como cuando recientemente reunió a sus comandantes en San Petersburgo para depositar flores en la tumba de Pedro el Grande, pero estos logros carecen de mucha importancia estratégica. Durante casi dos años, el ejército ruso no ha podido montar ninguna operación ofensiva consecuente, y hay pocas señales de que esto cambie.

La segunda opción de Putin era persuadir al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para que impusiera un acuerdo a favor de Rusia, similar al acuerdo que Hitler alcanzó con Neville Chamberlain y Édouard Daladier en 1938 para ganar parte de Checoslovaquia. Es por eso que Putin invirtió tanto en halagar a Trump y colgar varias tentaciones pecuniarias como nuevas inversiones en recursos naturales rusos. Casi funcionó. Putin estuvo cerca de salirse con la suya en la desafortunada reunión con Trump en Alaska. Pero los líderes europeos intervinieron rápidamente, y su posterior apoyo a Ucrania ha bloqueado efectivamente esta opción.

Una tercera vía hacia la victoria es ganar tiempo y esperar que el apoyo europeo se agote. Dado que la asistencia financiera y militar de Estados Unidos para Ucrania se ha agotado en gran medida bajo Trump, toda la carga ahora recae en los europeos (y algunos otros). Esto no es un asunto menor. Estamos hablando de 60-80.000 millones de euros (70.000-93.000 millones de dólares) al año, el 0,2-0,3% del PIB europeo.

Pero el apoyo político europeo a Ucrania es sólido. Si bien es poco probable que países con dificultades fiscales como Francia, España e Italia contribuyan mucho financieramente, Noruega, que se ha beneficiado enormemente del aumento de los precios de la energía impulsado por la guerra, podría compensar gran parte de la pérdida de financiamiento estadounidense. Además, una propuesta para extender a Ucrania un préstamo de 140.000 millones de euros respaldado por activos rusos congelados en Bélgica podría apuntalar la economía y la producción de defensa de Ucrania. Si bien el esquema propuesto es complicado, llevarlo a cabo es eminentemente alcanzable con suficiente voluntad política.

Si el ejército de Rusia no puede lograr la victoria, y si Trump no puede obligar al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky a someterse mientras se mantenga el apoyo financiero europeo, entonces el Kremlin no tiene un camino creíble hacia la victoria. Aunque el liderazgo de Rusia parece completamente ajeno a esta realidad, la conclusión es ineludible.

Por supuesto, lo que suceda a continuación es una pregunta abierta. Putin bien podría tratar de escalar, aunque no tiene buenas opciones para hacerlo. O podría eventualmente aceptar un alto el fuego y tratar de disfrazarlo como una victoria. Pero cualquier fin de la guerra -o de su fase activa- en la que Ucrania siga siendo soberana e independiente representará una pérdida para Putin. Si bien el territorio importa, la soberanía es el tema clave.

Después de eso, asegurar y reconstruir una Ucrania aún soberana será una tarea exigente, pero ciertamente no imposible. Este proceso incluiría la adhesión a la Unión Europea, profundas reformas económicas y una fuerte postura de defensa para disuadir futuras agresiones.

En este escenario, el único camino viable para el actual liderazgo del Kremlin sería renunciar a su sueño imperial y concentrarse en fortalecer a Rusia como un estado-nación entre muchos. Cuanto antes se den cuenta de esto los que están en el poder, mejor será para Rusia y sus vecinos. (Project Syndicate)

Carl Bildt es un ex primer ministro y ministro de Relaciones Exteriores de Suecia.