Que la noche no sea tan larga
y este viernes de verano sediento
se agriete hasta encontrar la fuente
que tu voz irrumpa el silencio pues tanto silencio es la nada
que se desgajen luceros en tu ventana
y puedas ver el bucare resplandeciente no en tu plaza
sino en mi calle
que la lumbre que calienta tu invierno permanezca en tus huesos
que no llueva el jueves en París
que no faltes el viernes.
Si te vas
no te irás nunca del todo
estás sentado a la sombra del Árbol de la Vida
sembraste sus frutos
extiendes tu mano y de cada dedo gotean sabores distintos
la dulzura de la mirada
el amargo sabor de algún recuerdo
el gusto tánico del vino
el salobre mar
tu resina
alimentas colibríes y azulejos
cobijas los gallitos
estás en mí
floreces junto a las cayenas
cada hoja verde es una palabra que nombra la ternura
cada racimo un canto de alegría
Julián
cuando te vayas
serás raíz
savia
árbol de la vida