Título original: Al igual que Putin, Viktor Orbán está aprendiendo que puede actuar con impunidad
La decisión de los líderes europeos de iniciar negociaciones formales con Ucrania para ser miembro de la UE es histórica: ofrece esperanza a un pueblo que lucha valientemente contra la agresión rusa y sacrifica sus vidas por un futuro europeo. El acuerdo marca un nuevo capítulo histórico para la UE. Pero legalmente requería la unanimidad de los 27 líderes, y sólo fue posible porque el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán –que había amenazado con bloquear la apertura de conversaciones con Ucrania– abandonó la sala, absteniéndose en lugar de ejercer su veto.
El hecho de que 26 líderes de la UE, incluidos los supuestos aliados de Orbán, firmaran a pesar de su oposición subraya la importancia de este paso histórico. Sin embargo, está empañado por los cuestionables medios a través de los cuales se logró el acuerdo. En un acuerdo muy dudoso que surgió en el período previo a la cumbre, la Comisión Europea había desbloqueado 10.200 millones de euros, un tercio de una suma total congelada para Hungría como castigo por el desmantelamiento del Estado de derecho por parte de Orbán. El gobierno húngaro realizó reformas simbólicas para restaurar la independencia judicial, pero están muy por debajo de lo que se necesita. Esto fue una capitulación ante las sucias tácticas de chantaje de Orbán y socava la credibilidad de la UE a la hora de hacer cumplir las normas del Estado de derecho exigidas para ser miembro.
Si bien la adhesión de Ucrania a la UE será un proceso largo y presentará inmensos desafíos, éstos palidecen en comparación con la importancia estratégica de una nación europea que se resiste a caer bajo el control de Vladimir Putin. Es más, discutir los detalles técnicos de la integración y encontrar compromisos es en realidad donde la UE sobresale. Pero en lugar de combinar su decisión sobre Ucrania con una estrategia política firme y de sentido común hacia Hungría, los líderes europeos han logrado enviar un mensaje contradictorio y desconcertante que envalentona la intimidación de Orbán. Esto sienta un precedente peligroso: los extorsionadores siempre regresan para exigir más.
¿Cuál es el plan de juego de la UE? ¿Están los líderes dispuestos a repartir enormes sumas de dinero y sacar a Orbán de la sala cada vez que se avecina una decisión unánime? El hecho de que apenas unas horas después de ausentarse de las negociaciones de adhesión, Orbán haya utilizado su veto de todos modos para bloquear 50.000 millones de euros en financiación para Ucrania demuestra las artimañas de las que es capaz. El proceso de adhesión de cualquier nuevo Estado miembro es largo y complejo y requiere unanimidad en cada paso del camino.
Los líderes de la UE son sorprendentemente ingenuos si creen que han conseguido un apoyo duradero a cambio de su dinero. Es probable que Orbán repita esta táctica una y otra vez, mientras aprovecha a Ucrania para desbloquear más dinero para su régimen.
En la UE, la cooperación de buena fe es una obligación en los tratados de la UE, y hay buenas razones para ello. La UE simplemente se desmoronaría si todos los líderes utilizaran amenazas y extorsión para salirse con la suya. El momento de la concesión de la UE a Orbán es particularmente desastroso, ya que coincide con el “proyecto de ley de protección de la soberanía” de Hungría, una ley sorprendentemente opresiva que amenaza con la cárcel a periodistas y organizaciones de la sociedad civil si participan en programas de financiación internacional. Su único objetivo es reprimir la disidencia, amordazar a los medios independientes y aplastar a los partidos de oposición. La decisión de la comisión prácticamente aprueba esta ley y no logra reunir ni una pizca de solidaridad con las voces independientes que quedan en Hungría.
El hecho de que la UE no aborde las transgresiones de Orbán es un grave error. Tiene una visión autoritaria de extrema derecha para Europa y busca remodelar la UE en ese sentido. Con la extrema derecha en ascenso en toda Europa, Orbán prevé una victoria de sus aliados en las elecciones al Parlamento Europeo en 2024, respaldada por los recientes resultados electorales en los Países Bajos.
El intento de Orbán de frustrar a Ucrania también es parte de un cálculo político interno: se trata de avivar el odio contra los extranjeros y las minorías para animar a su base antes de las elecciones. No es ajedrez de seis dimensiones; es un manual antiguo y siniestro que siempre necesita un nuevo enemigo: los inmigrantes, la comunidad LGBTQ o, ahora, los ucranianos.
Es una amarga ironía, pero la ineficacia de la UE para abordar el problema de Orbán refleja los errores cometidos en el pasado con el aliado de Orbán en el Kremlin. Los gobiernos de la UE no tomaron medidas oportunas ni emplearon sanciones consistentes contra Putin: el proyecto del gasoducto ruso Nord Stream 2 obtuvo la aprobación pocas semanas después de que Putin invadiera Crimea.
El patrón de apaciguamiento es evidente. Orbán está aprendiendo, tal como lo hizo Putin, que sus acciones no tienen consecuencias reales; el dinero seguirá fluyendo. Esto envía una peligrosa señal de que incluso las violaciones más atroces de los principios democráticos quedarán impunes.
El acuerdo alcanzado con Orbán socava los principios que se supone sustentan a la UE. El Parlamento Europeo, a menudo el único defensor de los valores democráticos entre las instituciones de la UE, se está preparando para la lucha. Se están realizando esfuerzos para censurar a la Comisión Europea, responsabilizándola por fallar en su papel legal como guardiana de los tratados de la UE. Los legisladores del Parlamento Europeo fueron los arquitectos del “mecanismo del Estado de derecho”, que condiciona el dinero de la UE a la defensa de los principios fundacionales de la UE (democracia, Estado de derecho y respeto de los derechos fundamentales), y persistiremos en impulsar su aplicación consistente. No hay forma de evitarlo: los ciudadanos europeos deben luchar contra la extrema derecha en las urnas.
En todo el continente, la mayoría progresista, liberal y proeuropea debe unirse para asegurar todos los escaños de Orbán y sus aliados. El futuro de Europa está en juego. Lunes, 18/dic/2023 Katalin Cseh The Guardian
Katalin Cseh es miembro húngara del Parlamento Europeo por el Grupo Renovar Europa.