Dimitri Shumsky - ASÍ DESTRUYÓ NETANYAHU LA MURALLA DE HIERRO





Netanyahu en el monumento a Jabotinsky, en julio. El propósito de la muralla de hierro de Jabotinsky era la paz. El propósito de Netanyahu era impedir una oportunidad de paz. Foto: Sharia Diamant

Hace tres días se cumplió el centenario de "Sobre la muralla de hierro (nosotros y los árabes)", aparentemente el más famoso de los artículos de Vladimir Zev Jabotinsky, publicado el 4 de noviembre de 1923 en el periódico ruso de inmigrantes sionistas "Rezsbate", entonces publicado en Berlín.

Mientras muchos entre los sionistas contemporáneos creían de manera paternalista e ingenua que se podía convencer a la población árabe de la Tierra de Israel de las ventajas materiales y culturales de la inmigración judía, el autor de "Sobre la muralla de hierro" afirmó firmemente que los árabes palestinos iban a oponernos firme e inflexiblemente a la ambición sionista de transformar la Tierra de Israel de una tierra árabe a una tierra poblada con mayoría judía. Porque, como cualquier pueblo nativo, los árabes de la Tierra de Israel ven a su país como su hogar nacional y, por lo tanto, se espera que rechacen enérgicamente cualquier intento de colonización por parte de colonos externos.

La reconciliación de los árabes palestinos con el objetivo supremo del sionismo - la creación de una mayoría judía en la Tierra de Israel - sólo podrá lograrse, según Jabotinsky, cuando los nativos se den cuenta de que no pueden frustrar la realización de este propósito. Para ello, frente a la resistencia árabe, se debe adoptar el método de la "Muralla de Hierro", es decir, garantizar la continuación del asentamiento sionista bajo los auspicios de una potencia extranjera y/o con la ayuda de la fuerza militar judía, contra los designios de los árabes.

Una vez que finalmente se aclare a los árabes del país que no queda ni una grieta en la "muralla de hierro", será posible sentarse a la mesa de negociaciones y luchar por un acuerdo político con ellos. O, como dijo Jabotinsky, “Sólo entonces aparecen los moderados, con proposiciones de concesiones mutuas; es en ese momento que comenzarán a negociar con nosotros en base a cuestiones concretas, como ser las garantías contra la expulsión de los árabes, la igualdad de derechos civiles y nacionales.”

Desde una perspectiva histórica, se puede decir que el camino de la "Muralla de Hierro" ha demostrado no ser malo: desde finales de los años 1980 del siglo pasado, elementos importantes del nacionalismo palestino -cuyo eslogan hasta entonces era, en términos de Jabotinsky, "nunca jamás" - fueron moderando sus posiciones. Reconocieron la existencia de Israel y estaban dispuestos a mantener conversaciones de paz con él sobre la posibilidad de una "independencia nacional" para los árabes palestinos junto al Estado independiente de Israel, uno de los objetivos legítimos de las negociaciones entre el sionismo y los "partidos moderados" de los árabes del país, que Jabotinsky presentó en su artículo, citado anteriormente.

Sin embargo, el autor de "Sobre la muralla de hierro" no podía prever otro acontecimiento fundamental que tuvo lugar aquí durante los últimos 14 años. Le hubiera costado imaginar que algún día aparecería una persona como parte de la reencarnación política del movimiento que fundó, que se presentaría como su sucesor, que se esforzaría mucho en fortalecer a los elementos extremistas entre los palestinos, los del "nunca jamás", que no reconoce el derecho de Israel a existir y está decidido a actuar con todas sus fuerzas para destruirlo. No podía esperar que esa persona hiciera todo lo posible para debilitar y humillar a los elementos palestinos moderados.

Y esto es exactamente lo que ha hecho Binyamin Netanyahu desde que formó su segundo gobierno en 2009. Trabajó abierta y orgullosamente para fortalecer la organización terrorista nacional-islamista Hamas en la Franja de Gaza, con un objetivo estratégico claro: dividir el liderazgo del movimiento nacional palestino y prevenir el "peligro" más terrible de todo, en su distorsionada visión del mundo: el "peligro" de las conversaciones de paz sobre un acuerdo permanente y el establecimiento de un Estado palestino junto a Israel.

Vale la pena internalizar la profundidad del contraste entre esta percepción promiscua y suicida que Netanyahu promovió durante la mayor parte de los años de su gobierno, y la lógica política de seguridad del método de la "muralla de hierro" de Jabotinsky. El propósito de la "Muralla de Hierro" era hacer que los palestinos reconocieran que el camino de la moderación y la voluntad de reconciliarse con los sionistas y su Estado es más valioso que el camino de la resistencia armada intransigente.

Para no alcanzar la paz con los palestinos, Netanyahu adoptó una política opuesta a la propuesta por Jabotinsky: fortaleció a los extremistas y debilitó a los moderados.

Por otro lado, la contribución destructiva de Netanyahu consistió en el hecho de que entre los palestinos creció la percepción opuesta, según la cual los "partidos moderados" -la Autoridad Palestina- no son capaces de proporcionar ningún bien político de todos modos y, por lo tanto, es mejor adherirse aún más firmemente al camino del "nunca jamás", el camino mortal de Hamás.

Los resultados de los exitosos esfuerzos de "persuasión" de Netanyahu, de que no vale la pena que los palestinos adopten el camino del compromiso con Israel, se manifestaron en una mayor confianza en sí mismos de los líderes del camino del terror, y además, Hamás incluyó sus capacidades militares gracias a los millones de dólares procedentes de Qatar, cuya transferencia a Gaza Netanyahu aprobó con mano generosa.

Y esta confianza en sí mismo se tradujo en el ataque asesino de Hamás contra los asentamientos que rodean Gaza. Así contribuyó Netanyahu con sus propias manos a la destrucción de la "Muralla de Hierro" en la conciencia palestina, y este fue, sin duda, el punto culminante de su peligroso juego con la cuestión palestina. Porque, para que nunca fuera posible llegar a un acuerdo político acordado con los palestinos, era necesario para Netanyahu que el mayor número posible de palestinos creyera que la Muralla de Hierro no existe, y que la idea de deshacerse de los sionistas es práctico y no descabellado.

Dimitri Shumsky 6 de noviembre de 2023 Haaretz

Traducción de Oded Balaban
 balaban@research.haifa.ac.il