Manuel Vilas - JOHN LENNON, LEVÁNTATE Y CANTA

 

Dice Paul McCartney que los Beatles tienen un nuevo disco, como si de repente el abismo del tiempo se allanara, como si volvieran aquellos años de 1968, o 1969, o 1970. El octogenario McCartney lo ha dicho medio en broma medio en serio. Todos vimos morir a John Lennon tiroteado, lo vimos en las teles de todo el planeta Tierra. Es imposible que regrese de entre los muertos para grabar nuevas canciones. Pero la inteligencia artificial está exhibiendo, desde hace unos meses, prodigios y hechos extraordinarios. La inteligencia artificial (IA) canta, pinta, escribe novelas, piensa, filosofa, y soluciona problemas políticos, sociales, económicos. La gente se está asustando. He de confesar que a mí la IA no me asusta lo más mínimo. Todos cuantos hemos leído a Jorge Luis Borges sabemos que la posibilidad de que una máquina escriba libros se basa en la aritmética combinatoria del lenguaje. Por supuesto que las máquinas acabarán escribiendo novelas, poemas, ensayos y tratados filosóficos. La IA se va a llevar la vanidad de la literatura por delante.


Cualquier novela futura yace como posibilidad silenciosa en el 'Diccionario de la Lengua Española'. Está dentro del diccionario, como el David de Miguel Ángel estaba dentro de un bloque de mármol de formas rectangulares y de apariencia inexpresiva, inhumana y prescindible. Miguel Ángel arañó la piedra y sacó a David de su sueño eterno. Ahora Paul MCartney recupera una cinta que John Lennon grabó en una casete antes de que fuese tiroteado en Nueva York en 1980. Allí hay una canción, allí yace sepultada en un montón de suciedad sonora la voz de Lennon. Y Paul ha dicho a la prensa y a los medios que ha utilizado la IA para rescatar y limpiar esa voz. Y que en breve oiremos a Lennon en una canción nueva.

Lo bonito de toda esta historia es que Paul sigue recordando a su amigo. Todos necesitamos recordar nuestra juventud. A mí me ha emocionado esa lealtad de McCartney, ese deseo de que su amigo tenga una nueva canción. Así que en este caso la IA se ha convertido en un ángel de amor. Nos enamoramos, nos emborrachamos, viajamos, lloramos, sufrimos, nos alegramos y vivimos mientras sonaba siempre una canción de los Beatles, que fueron y son y serán mil veces mejores que los Rolling Stones.

Si la IA sirve para que la memoria de nuestra especie se vuelva más compleja y sofisticada, bienvenida sea. Los buenos usaremos la IA para amarnos más. Los malos la usarán para destruir a los demás o para enriquecerse o para llenar el mundo de fealdad y de dolor. Suele ser así cuando viene alguna novedad al mundo. Esta novedad de la IA es muy poderosa. Puede cambiar a la especie humana. A mí ya no me da miedo nada. Porque lo que sí es malo es el miedo. Llevamos dos mil quinientos años sin que pasen muchas cosas. Bueno, algo sí que ha pasado: los griegos, el cristianismo, Leonardo da Vinci, Carlos Marx, el doctor Freud, las guerras, la televisión, Elvis Presley y los Beatles. Y ahora la IA, que sirve de momento para hablar otra vez de los Beatles.

Si Cervantes se levantara de entre los muertos y se acercara al despacho de cualquier escritor actual y nos viera aporrear un portátil pensaría que somos magos diabólicos y que todo lo que era hermoso en su tiempo había desaparecido. Miraría la pantalla de nuestro ordenador y pensaría que la vida ya no es ni buena ni noble ni sagrada. Sin embargo, al ver su Don Quijote en nuestras estanterías, se quedaría pasmado y entonces sabría que todo seguía siendo lo mismo. Y se reiría y se volvería a la tumba con una sonrisa gigantesca, sabiendo que todo sigue siendo amor y muerte.

Veo en la red fotos del poeta Arthur Rimbaud generadas por la IA. Veo allí a un Rimbaud joven y guapo. Las fotos reales de Rimbaud son muy malas. Bendita sea la IA, que nos trae a Rimbaud de nuevo a la vida, y mejorado. Veremos fotos de Jesucristo, de Julio César, de Cleopatra, de Napoleón. A mí me gustaría una de Agustina de Aragón, porque soy aragonés. Vendrán novedades tecnológicas apasionantes, y nosotros no las veremos. Yo tengo 60 años, no sé cuánto viviré, pero es obvio que me voy a perder muchísimas cosas. Porque el futuro será una fiesta. Habrá longevidad, terminarán las guerras, y la gente vivirá más de cien años de alegría y plenitud. Tal vez mis descendientes, allá por el 2323, es decir, dentro de 300 años, puedan con la IA reconstruir mi cuerpo y devolverme un rato a la vida, para charlar con mis tataranietos sobre amor y muerte, sobre qué si no.

Somos amor y muerte. Amor ha habido en este anuncio de Paul McCartney, amor a los Beatles. Amor a un Beatle muerto. Nos gusta ver a los muertos regresando a la vida. La invención de la fotografía a mediados del siglo XIX fue también revolucionaria. Las fotos también fueron en su día magia del diablo. Los muertos no se iban del todo, se agarraban a la cartulina de los álbumes familiares de los recuerdos fotográficos. Amor y muerte todo el rato, eso somos siempre, todo el rato, todo el tiempo de eso que hemos llamado Historia. Una foto de Hegel creada por la IA sería también muy pertinente.

Paul McCartney le ha dado una orden a la IA. Le ha dicho «encuentra a John y tráelo de nuevo tres minutos». Porque tres minutos es lo que dura una canción. En tres minutos ocurre el amor y la muerte en una buena canción. Porque desde hace dos mil quinientos años somos eso: amor y muerte. Una canción de tres minutos, en donde volver a nuestra juventud, a nuestra adolescencia, cuando descubrimos a los Beatles. La IA no tiene cuerpo, no tiene brazos, no tiene piel, no tiene sexo. Cómo nos va a dar miedo algo que no tiene sexo. A mí me gustaría dictarle mis órdenes personales a la IA. Devuélveme al tiempo del amor, le mandaría. Y la IA, sabia y erudita, me contestaría «devuélveme al tiempo del amor es un verso de Luis Cernuda, poeta español perteneciente a la Generación del 27, sus libros más importantes son…». Cállate, le atajaría yo, que no has entendido nada. Y ella me contestaría «si lo que buscas es que te quieran, mejor sigue buscando».

Me alegra volver a oírte, John Lennon, porque al fin y al cabo la memoria es una de las formas más elegantes y refinadas de la ficción. Amor y muerte, sangre, pulmón, corazón, colon, intestino, riñones, hígado, fémur, piel, lengua, ovarios, páncreas, bazo, dientes, cerebro, tibia y húmero. Amor y muerte, siempre. (ABC)