El esloveno Slavoj Žižek es uno de los filósofos contemporáneos de izquierda más famosos. Es un crítico consecuente y apasionado del capitalismo moderno y del neoliberalismo. Tras el inicio de la invasión rusa de Ucrania, Žižek argumentó que era incorrecto enfocar la guerra desde una posición exclusivamente pacifista, y pidió a los países occidentales que aumentaran el suministro de armas a Kiev y reforzaran la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Esta no es una postura popular entre los intelectuales occidentales de izquierdas, muchos de los cuales simpatizan con Putin o expresan la opinión de que «Occidente tiene la culpa» del conflicto. Meduza habló con Žižek sobre cuál cree que debería ser la ideología de Rusia, si este país podría calificarse de Estado fascista y por qué el movimiento de izquierdas debería reconsiderar sus puntos de vista sobre la política europea y estadounidense.
¿Qué es lo que más le alarma de la Rusia moderna?
Una redistribución incontrolada de la influencia. Algunos miran esto con esperanza: supuestamente los oligarcas abandonan a Putin; los aliados cercanos lo abandonan. Mi réplica es que eso solo multiplica el peligro.
Esta lucha por el poder en Rusia ni siquiera tiene las características de un conflicto institucionalizado, en el que hay, por ejemplo, un partido de derecha con ideas más nacionalistas, otro liberal, otro de izquierda, etcétera. En su lugar, hay enfrentamientos entre oligarcas y grupos de poder que se manifiestan abiertamente en sus medios de comunicación. Un ejemplo perfecto es (el propietario de la compañía militar privada Wagner) Yevgeny Prigozhin, que ataca a (el ministro de Defensa ruso) Serguéi Shoigu y a su ministerio. Esto no puede ocurrir en un Estado serio.
Prigozhin también promueve la idea de que Wagner es la agrupación más eficaz del frente de batalla. Es una paradoja: ¡los mercenarios progubernamentales afirman ser mejores que el ejército regular! ¿Cómo un Estado que funciona normalmente puede permitirse algo así? Los conflictos políticos en sí no pueden calificarse de inútiles (en el sentido político). Pero es importante llevarlos a cabo en el marco de normas específicas y claras.
Lo segundo que me preocupa es el trasfondo ideológico. Algunos de mis amigos eruditos me dicen (en conversaciones privadas): «No prestes atención a todas esas tonterías (del régimen ruso) sobre la ‘desatanización’ (de Estados Unidos y Europa), el ‘Occidente corrupto’, la ‘sodomía’ (gay) y la ‘guerra santa’ (declarada por la iglesia ortodoxa rusa contra Ucrania). Es solo ideología, no tiene nada debajo. En realidad, Rusia simplemente quiere anexionarse parte del territorio de Ucrania». No estoy del todo de acuerdo. No hay que subestimar el poder material de la ideología.
Veamos el nazismo: el antisemitismo fue una ideología que tuvo consecuencias repugnantes, prácticas y concretas: millones de muertos, familias destruidas y traumas de por vida ......... SEGUIR LEYENDO>>