Fernando Mires - ARGENTINA , LO POSIBLE Y LO IMPOSIBLE

 

(Argentina 2, Australia 1)




Fue un partido con posibilidades para ambos cuadros. Pero esas posibilidades, por los azares que solo el destino encierra, resultaron de algunas imposibilidades. Comencemos por el final. En el último minuto, un australiano, Garang Kuol, un chico de apenas 18 años, hizo una jugada imposible para marcar un gol casi imposible el que fue atajado por una reacción imposible del arquero Emiliano Martínez.

El gol australiano, el que llevó desde un cómodo 2-0 para los argentinos, a un tembloroso 2-1, resultó de una pelota desviada por Enzo Fernández la que descolocó totalmente al arquero. Mirando en cámara lenta, si el balón no hubiese sido desviado habría sido fácilmente atajado por Martínez quien lo esperaba tranquilamente en la posición adecuada. De este modo, una imposibilidad, se convirtió por culpa de un accidente, en una posibilidad.

El segundo gol argentino también surgió de una posibilidad imposible. Esta vez de un mal entendido entre un defensa australiano, el arquero y el balón al que que Julián Alvarez, quien no perdona errores, lo metió en el arco. Un error infantil que pagaría caro Australia. En verdad, son cosas que no deberían pasar en equipos mundialistas, sometidos a un intenso entrenamiento diario. Pero lo imposible es siempre posible en el fútbol. Así pasó también con el primer gol argentino, el de Messi fue un gol imposible.

Ese gol, más que un gol, fue una “messiada”. Solamente a un genio se le puede ocurrir hacerlo. Poblado el campo de defensas, sin levantar la vista, la “pulga”, como si hubiera tenido ojos en los mocasines, vio el hueco de un par de piernas abiertas, y por ahí hizo pasar la pelota a media altura, con un tiro fuerte que evidentemente por lo imprevisto sorprendió al arquero . “Un gol venido de la nada” – dijo en tono heideggeriano un comentarista alemán.

Un equipo que se ha ido armando poco a poco, el argentino. De hecho, ya convirtieron en posibilidad algo que parecía absolutamente imposible después de la debacle frente a los árabes sauditas. El equipo, no podía ser de otra manera, se ha ido estructurando a la medida de Messi. La defensa de a cuatro, bien dirigida por el mariscal Otamendi, es fiera, incluso aperrada. En el medio, Messi ha encontrado sus complementos ideales. Mc Allister le cuida las espaldas. De Paul camina por la raya del medio poniendo orden, y arriba Fernández con rapidez y dominio del balón, secunda bien al genio.

Messi ha llegado a convertirse en el director de una excelente orquesta. Y no apareciendo Messi, Alvarez, el goleador, se juega el pellejo cuando llega la ocasión. Naturalmente, no todo es perfecto. Ante la ausencia de Di María, Gómez se cargó por la izquierda, pero dejó la banda derecha vacía, lo que obligaba a de Paul a pasar mucho tiempo en la derecha solo para cubrir espacios, ya que Molina solo defiende y no ataca. Pero sin duda, el de Argentina es un equipo con posibilidades.

Quien sabe si el tremendo resbalón que se pegaron frente a los árabes ha resultado beneficioso. Al menos debe haber enseñado a los argentinos a jugar con precauciones, a abandonar la pachorra, a actuar con la modestia de quien sabe que en partidos como los que se están jugando, todo o nada puede ser posible. 

La posibilidad nace siempre de una imposibilidad, habría dicho el ya aludido Heidegger. Pero, como no lo dijo, lo digo yo.