Oded Balaban - UN BARRIL DE DINAMITA EN EL PARLAMENTO ISRAELÍ


Itamar Ben Gvir en un mitin en memoria de Kahane, este mes en Jerusalén Foto: Emil Salman



Haaretz, suplemento del sábado, 2 de diciembre de 2022

La comunidad judía lo excluyó, los líderes de países lo observaban con recelo, y la policía lo convirtió de informante en enemigo. Hay quienes hoy están convencidos de que Kahane no era más que un provocador, pero los hechos son completamente diferentes.

כהנא מפגין עם תומכיו בירושלים, 1989 



En el marco de las discusiones acerca del próximo nombramiento de Itamar Ben Gvir, alumno de Meir Kahane, como ministro del nuevo gobierno, Benny Ziper salió recientemente en defensa de Meir Kahane, diciendo en el programa de Almog Boker en el Canal 13 que “el rabino Kahane hizo muchas cosas positivas con respecto a los judíos de la Unión Soviética en la Liga de Defensa Judía en los Estados Unidos; OK, él era un racista al final de sus días, fue miembro del parlamento israelí, y eso es lo que es. No veo en esto nada que no sea normativo”. En estos días vale la pena aclarar los hechos y aportar algunos rasgos de la biografía y del carácter de Kahane. Porque aparte del hecho de que Kahane fue efectivamente miembro del parlamento antes de que su partido fuera declarado ilegal, el resto de los eventos están muy lejos de la verdad histórica. Entre otras cosas, Ziper elogió a Kahane por su acción a favor de la salida de los judíos de la Unión Soviética. Pero el profesor Saul Magid del Centro de Estudios Judíos e Israelíes de la Universidad de Columbia afirma que Kahane “secuestró” el tema con el fin de frustrar la política de reconciliación entre bloques. 

De hecho, abrir las puertas a los judíos fue un gesto de buena voluntad por parte de los líderes soviéticos como parte de la nueva política. Pero en lugar de promover la cooperación por el bien de los judíos, la Liga de Defensa Judía fundada por Kahane, que se estableció inicialmente para luchar contra negros radicales y comunistas en los EE. UU., comenzó a colocar bombas en las oficinas de las delegaciones y empresas soviéticas en América y Europa. 

En su libro Hail Kahane, el periodista Yair Kotler escribió que los miembros de la Liga también cortaron cabezas de cabras y chivos para rociar brutalmente con su sangre las cabezas de diplomáticos rusos que deambulaban por las calles de Nueva York. Las acciones de la Liga fueron efectivas, pero no como ayuda a los judíos de la Unión Soviética, sino todo lo contrario. En su libro El Falso Profeta, el periodista investigador Robert Friedman relata que, debido a las actividades de los miembros de la Liga, el presidente Richard Nixon y el secretario de Estado Henri Kissinger temían que los soviéticos no sólo se retiraran de su acuerdo respecto de la salida de judíos, sino que también sabotearan las negociaciones entre las potencias sobre la limitación de armas nucleares estratégicas. Su objetivo era frustrar las negociaciones acerca de un deshielo general entre las potencias. Liby, la esposa de Kahane, dedicó gran parte de su libro de dos volúmenes sobre la vida y concepción de su esposo a revelar los esfuerzos de Kahane para evitar una reunión entre el líder de la Unión Soviética, Leonid Brezhnev, y el presidente estadounidense Nixon. Kahane justificó esto por temor a que se firmaran acuerdos comerciales y de mutua reducción del arsenal nuclear sin que se incluya una cláusula acerca de la libración de los judíos. Pero fue solo una excusa para una provocación, ya que los rusos ya habían acordado la salida de los judíos, y la intervención de Kahane amenazaba este acuerdo. 

El daño de Kahane a la política de distención entre las potencias está también descripto en detalle por Gal Beckerman, el editor de la sección de libros de la revista The Atlantic, en su libro seminal sobre la lucha por la liberación de los judíos de la Unión Soviética When They Come for Us, We’ll Gone. Según Kotler, Eliyahu Romink, rabino de la sinagoga Young Israel en Queens, el barrio de residencia del joven rabino, dijo que su actividad violenta era perjudicial para los judíos de la Unión Soviética. El propio Menajem Mendel Schneerson rabino de Lubavitch, también dijo que “ni un solo judío se salvó, o ayudó, con estas manifestaciones. Al contrario: son extremadamente dañinas. Cientos de miles fueron encarcelados o exiliados a causa de estas acciones”. Rabinos y miembros de la Liga de anti-difamación Bnei Brit afirmaron que Kahane es un demagogo peligroso y un demente racista que solo promueve disturbios. El corresponsal del Washington Post en Moscú reforzó la opinión de los rabinos, señalando que de sus conversaciones con activistas judíos le quedó claro que la mayoría de ellos estaban en contra de las acciones de Kahane, quien apareció como su vocífero portavoz sin consultarlos.



Kahane en su juramento como miembro del parlamento israelí en 1985. Foto: Hanania Herman/Leam

Los líderes de las comunidades judías de EE. UU. lo excomulgaron, y un artículo del New York Times publicado a principios de 1971 lo calificó de “enfermo mental”, “loco delirante” e incluso como un nuevo “Shabetai Zvi, el falso profeta”. Incluso los judíos del barrio donde vivía lo declararon persona non grata.

Kahane encontró a un amigo en otros parajes. Estaba en estrecho contacto nada menos que con Joe Colombo, jefe de la mafia italiana de Nueva York. La conexión con Colombo comenzó cuando su abogado mutuo, Barry Slotnick, propuso a Colombo que pagara un rescate de $25,000 para liberar a Kahane, quien fue arrestado por colocar dos bombas en los edificions de la embajada e institución rusas. Colombo cumplió con la solicitud y, con el tiempo, Slotnik se convirtió en portavoz tanto de la Liga de Defensa Judía como de la mafia. Cuando Columbo fue asesinado, Kahane estaba en su compañía.

Ya les enseñaré qué es democracia

En enero de 1971, Robert Friedman publicó un artículo en el Washington Post, en el que comentaba las actividades de Kahane, que supuestamente pretendían motivar a los soviéticos a liberar a los judíos. Escribió que las acciones violentas de la Liga contra las instituciones y delegados soviéticos le dan a la K.G.B. excusa y libertad para profundizar la opresión de los judíos, llamándolos “traidores”. Según él, la violencia despierta el patriotismo soviético provocando una ola de nacionalismo de la que los judíos son la primera víctima.

Unos días después, se publicó un artículo contra Kahane en el New York Times. A juzgar por el momento de la publicación y por la política de la Administración, se puede suponer que reflejó la decisión de Washington de hacer caer a Kahane y su Liga. La administración no estaba dispuesta a arriesgar su política de distensión.

Kahane tenía claro que impedir la emigración de la judería de la Unión Soviética contribuiría a renovar el ambiente de confrontación. Este era un resultado deseable para él; Kahane apoyaba la política de la Guerra Fría.

Si suena descabellado que el héroe de la defensa del judaísmo trabajara conscientemente para frustrar la lucha por la liberación de los judíos de la Unión Soviética, cabe mencionar que Kahane activaba contra la política de la coexistencia pacífica en varios frentes. A mediados de la década de 1960 fundó el movimiento Cuatro de julio, cuyo papel era luchar dentro de las universidades estadounidenses a favor de la guerra de Vietnam como contrapeso a las protestas estudiantiles que reclamaban ponerle fin. En una entrevista con la revista Playboy, Kahane confirmó que sirvió a los intereses de la FBI (Agencia federal de investigación e inteligencia), e incluso haber recibido una paga por ello. En su libro, Kotler amplía y escribe que Kahane trabajó para la Agencia en una empresa ilegal llamada Cointelpro (Programa de Contrainteligencia). Era un cuerpo secreto que monitoreaba a elementos radicales de derecha e izquierda. Beckerman agrega que la agencia le pidió a Kahane y a su socio, un hombre de inteligencia llamado Joseph Chorba, que se infiltraran en la John Birch Society, un grupo extremista, anticomunista y antisemita en 1963.

Años más tarde, en el parlamento, Meir Wilner, parlamentario del Partido Comunista Israelí, dijo “Kahane, mejor callate, que tú no eres de aquí, tú eres un agente de la FBI”. Kahane le respondió con un típico gesto de invalidación con la mano, a cambio de razonamiento y explicación. Pero él en efecto lo fue. Beckerman escribe en su libro que la FBI consideró reclutar a la Liga de Defensa Judía para derrotar activistas del partido marxista Pantera Negra, con el cual la Liga se enfrentaba en las calles de Nueva York.

Después de la Guerra de Vietnam, cuando la Administración decidió apoyar definitivamente la política de distención con la Unión Soviética, la FBI cortó su colaboración con Kahane. De informante o incluso agente de la organización, Kahane pasó a ser perseguido. En 1970, la Administración decidió poner fin a la acción turbulenta y provocadora de Kahane. Su actividad puso en peligro la política de distención y las buenas relaciones que se comenzaban a forjar con el Kremlin. El fiscal general John Mitchell autorizó al jefe del FBI Edgar Hoover a intervenir los teléfonos de los miembros de la Liga de Defensa Judía, y de su jefe Kahane, sin una orden judicial pero con la aprobación del presidente de los EEUU. Kahane incluso se manifestó contra la agencia frente a sus oficinas en protesta por la actitud hostil hacia la mafia italiana, su socia.

Beckerman cuenta que cuando encabezó el movimiento 4 de julio, antes de iniciar sus actividades “sionistas”, Kahane vivía una doble vida: en su casa de Queens era el rabino Kahane, mientras que en su apartamento de Washington se disfrazaba de sacerdote presbiteriano de origen sudafricano. llamado Michael King. Bajo su personaje ficticio, Kahane tuvo una aventura amorosa con su secretaria en este movimiento, Estella Donna Evans. Evans saltó a su muerte en julio de 1966 desde un puente en Nueva York, después de que Kahane admitiera, en una carta que le deslizó bajo su puerta el día antes del casamiento prometido, que estaba casado y era padre de cuatro hijos. La carta fue encontrada entre sus pertenencias cuando la rescataron del río en estado crítico.

Después de ser elegido miembro del parlamento israelí en agosto de 1984, Kahane se apresuró a Nueva York para celebrar su triunfo entre sus seguidores en el Hotel Tudor cerca de la sede de la ONU. Su discurso estuvo, como de costumbre, lleno de blasfemias e insultos. Llamó a sus oponentes, críticos y opositores, de traidores, asimilacionistas, que se odian a sí mismos, que se auto desprecian y de fascistas que hablan en nombre de la democracia. Pero “yo ya les enseñaré lo que es democracia”, agregó. La lección de democracia no se dejó esperar: uno de sus antiguos seguidores se puso de pie y pidió el uso de la palabra. para explicar por qué ya no se cuenta entre sus seguidores. Según Kotler, cuatro guardaespaldas matones, a quienes Kahane solía llamar “meine jaies (mis animales o matones en yiddish)”, corrieron hacia él y lo expulsaron de la sala.

Zipper, como otros, cree que Kahane fue un racista al final de su vida. Es dudoso que muchos sepan que, aparte de sus actividades y declaraciones contra los negros desde el inicio de su carrera política en EE. UU., Kahane presentó un proyecto de ley al parlamento israelí el 3 de diciembre de 1984 en el que propone prohibir cualquier actividad conjunta de judíos y árabes para prevenir el “peligro de asimilación”, y entre otras medidas, prohibir dormitorios mixtos de árabes y judíos de estudiantes en las universidades, prohibir a los voluntarios no judíos trabajar en kibbutzim, requerir el consentimiento de la mayoría en el vecindario cuando un árabe quiera vivir en él, etc. La guinda del pastel es el racismo: solo un judío puede ser ciudadano de Israel, un no judío solo puede tener estatus de residente.

Itamar Ben Gvir afirma que moderó sus posiciones políticas, y que hoy no está de acuerdo con algunas de las posiciones de Kahane, su mentor. A menudo afirma recientemente que no apoya la deportación de todos los árabes. Bueno, Kahane tampoco. En su libro de 1981 con el sugestivo título Ellos Deben irse: ¿Cuánto tiempo puede sobrevivir Israel a su maligna y creciente población árabe? Kahane propuso la transferencia de árabes israelíes a otros países, preferiblemente no países árabes, y agregó a su generoso plan una compensación financiera para los árabes que renunciarían a sus hogares y una bonificación por irse. Ben Gvir, próximo ministro de seguridad interna, ya no desaprobará esto.

El nacionalismo, el racismo y las aspiraciones que de ellos se derivan son lo mismo para el estudiante y su maestro. Para ambos, la cooperación, la integración y la paz suponen un peligro de asimilación y de anulación de diferencias nacionales, y Ben Gvir, al igual que su rabino, actúa como provocador profesional contra ellas. La aspiración de ascender al Monte del Templo, por ejemplo, no es más que una provocación en previsión de una reacción violenta. Ben Gvir no se ha moderado, contrariamente a la opinión difundida. Cuando sea nombrado ministro, se esforzará por encontrar formas aún más efectivas de cumplir su aterradora visión.

Oded Balaban es profesor emérito en el Departamento de Filosofía de la Universidad de Haifa