Una de las razones por las que es tan difícil entender las intenciones rusas, y lo que está en juego en la guerra de Ucrania, es la importante divergencia entre cómo los observadores externos ven los eventos y cómo son vistos desde el Kremlin. Cosas que parecem obvias para algunos, como la incapacidad de Rusia para lograr una victoria militar, son pecibidas de manera completamente diferente en Moscú. El hecho es que la mayoría de las discusiones de hoy sobre acerca de cómo ayudar a Ucrania a ganar en el campo de batalla, obligar a Kyiv a hacer concesiones o permitir que el presidente ruso Vladimir Putin salve las apariencias que tienen poco en común con la realidad.
Aquí intentaré descativar cinco suposiciones comunes acerca de cómo Putin ve esta guerra. En ni opinión, Occidente necesita ver la situación de manera diferente si quiere ser más efectivo en su enfoque y disminuir los riesgos de escalada.
Suposición 1: Putin sabe que está perdiendo.
Conclusión derivada de la idea errónea de que el principal objetivo de Rusia es tomar el control de gran parte de Ucrania y, por lo tanto, cuando el ejército ruso se desempeña mal, o no logra avanzar o incluso retroceder, equivale a un fracaso.
Sin embargo, los principales objetivos de Putin en esta guerra nunca han sido adquirir territorios; más bien quiere destruir Ucrania en lo que él llama un proyecto “antirruso” y así evitar que Occidente use el territorio ucraniano como cabeza de puente para realizar actividades geopolíticas antirrusas. Como resultado, Rusia no se ve a sí misma fracasando. Ucrania no se unirá a la OTAN ni existirá pacíficamente sin considerar las demandas rusas de rusificación (o "desnazificación" en la jerga de la propaganda rusa) y "des-OTANficación" (conocida como "desmilitarización" en términos de la propaganda rusa) , lo que significa un alto a cualquier cooperación militar con la OTAN. Para cumplir estos objetivos, Rusia necesita mantener su presencia militar en territorio ucraniano y seguir atacando la infraestructura ucraniana.
No hay necesidad de grandes conquistas territoriales ni de tomar Kyiv, la capital de Ucrania (incluso si soñó con eso al principio). Incluso la anexión de las regiones de Lugansk y Donetsk, que Moscú considera solo una cuestión de tiempo, es un objetivo local auxiliar para hacer que Ucrania pague por sus opciones geopolíticas incorrectas y pro-occidentales durante las últimas dos décadas. A los ojos de Putin, él no está perdiendo esta guerra. De hecho, es probable que crea que está ganando, y estará feliz de esperar hasta que Ucrania reconozca que Rusia se quedará allí para siempre.
Suposición 2: Occidente debería encontrar una manera de ayudar a Putin a salvar las apariencias, disminuyendo así los riesgos de una mayor escalada, posiblemente nuclear.
Imagine usted una situación en la que Ucrania acepta la mayoría de las demandas de Rusia: reconoce a Crimea como rusa, al Donbás como independiente, y se compromete con un ejército reducido y promete no unirse nunca a la OTAN. ¿Acabará eso con el conflicto? Incluso si, para muchos, la respuesta parece ser un "obvio "sí", están equivocados. Rusia puede enfrascarse en una batalla con Ucrania, pero geopolíticamente, se ve a sí misma librando una guerra contra Occidente en territorio ucraniano. En el Kremlin, Ucrania es vista como un arma anti-rusa en manos occidentales, y destruirla no conducirá automáticamente a la victoria de Rusia en este juego geopolítico anti-occidental. Para Putin, esta guerra no es entre Rusia y Ucrania, y el liderazgo ucraniano no es un actor independiente sino una herramienta occidental que debe ser neutralizada.
Entonces, independientemente de las concesiones que Ucrania pueda hacer (independientemente de cuánto políticamente realistas puedan ser), Putin continuará intensificando la guerra hasta que Occidente cambie su enfoque del llamado problema ruso y admita que, como lo ve Putin, las raíces de de la agresión rusa son el resultado de que Washington ha ignorado las preocupaciones geopolíticas rusas durante 30 años. Este ha sido el objetivo real de Putin durante mucho tiempo y permanece sin cambios.
Las demandas poco realistas rusas rechazadas por Kyiv son incluso una forma para que el Kremlin las aumente en una confrontación Rusia-Occidente, poniendo a prueba la capacidad de Occidente para estabilizarse de modo unido y consistente. Hoy, Occidente ve el problema bajo la luz equivocada: al tratar de detener la guerra de Rusia, se enfoca en los pretextos artificiales de Moscú para su invasión de Ucrania y pasa por alto la obsesión de Putin con la llamada amenaza occidental, así como su disposición a usar la escalada y así obligar a Occidente a entablar un diálogo bajo condiciones rusas. Ucrania es sólo un rehén.
Supuesto 3: Putin no solo está perdiendo militarmente sino también internamente, y la situación política en Rusia es tal que Putin podría enfrentar pronto un golpe.
Sucede lo contrario, al menos por el momento. La élite rusa se ha preocupado mucho por garantizar la estabilidad política y evitar las protestas que ha terminado por consolidarse en torno a Putin como el único líder capaz de afirmar el sistema político y prevenir el desorden. La élite se encuentra políticamente impotente, asustada y vulnerable, incluidos aquellos personasjes retratados en los medios occidentales como belicistas y halcones. Hacer un movimiento contra Putin equivale hoy a suicidarse a menos que Putin comience a perder su capacidad de gobernar (física o mentalmente). A pesar de las nuevas divisiones y grietas dentro de las filas y el descontento con las políticas de Putin, el régimen se mantiene firme.
La principal amenaza para Putin es el propio Putin. Aunque el tiempo puede estar en su contra, el despertar de la élite es un proceso que llevará mucho más tiempo de lo que mucha gente espera. Dependerá de la presencia de Putin en el día a día del gobierno.
Supuesto 4: Putin tiene miedo de las protestas contra la guerra.
Lo cierto es que Putin tiene más miedo a las protestas a favor de la guerra. Hay que tener en cuenta el afán de muchos rusos por ver la liquidación de los que ellos llaman nazis ucranianos. El estado de ánimo público podría incluso impulsar una escalada que lleve a Putin a ser más agresivo y decidido, aunque sea como resultado de la propia propaganda del Kremlin. Esto es un punto extremadamente importante: Putin ha despertado un oscuro nacionalismo del que depende cada vez más. Pase lo que pase con Putin, el mundo tendrá que lidiar con esta agresión pública y con las convicciones antiliberales y antioccidentales que hacen que Rusia sea un problema para Occidente.
Supuesto 5: Putin se ha sentido profundamente decepcionado con su séquito y dio luz verde al enjuiciamiento penal de altos funcionarios.
Este es un tema intensamente discutido en Occidente. Surge de la especulación sobre el arresto del ex jefe de gabinete adjunto de Putin, Vladislav Surkov así como la detención de Sergey Beseda, un alto oficial de seguridad responsable de Ucrania; y purgas entre el círculo íntimo de Putin. Todos estos rumores deben verse con extremo escepticismo.
En primer lugar, no ha habido confirmación de ninguno de ellos. (Más bien, fuentes de alto nivel sugieren que ni Beseda ni Surkov han sido arrestados). En segundo lugar, es probable que Putin esté molesto y decepcionado con su personal, pero no es su estilo purgar su círculo íntimo a menos que se hayan cometido delitos graves. Las intenciones son lo único que le importa a Putin, y si los servicios secretos de Rusia calculan mal o incluso lo informan mal sin malas intenciones, no habrá procesamientos. Finalmente, la campaña militar en Ucrania ha sido manejada de cerca por Putin desde el principio con muy poco espacio para que los subordinados muestren alguna iniciativa.
Todo esto significa que el dilema occidental —redoblar el apoyo a Ucrania porque Putin está perdiendo o apaciguar a Putin porque está desesperado y es peligroso— está profundamente equivocado. Sólo puede haber dos resultados posibles. O Occidente cambia su enfoque hacia Rusia y comienza a tomarse en serio las preocupaciones rusas que llevaron a esta guerra o el régimen de Putin se desmorona y Rusia revisa sus ambiciones geopolíticas.
Por el momento, tanto Rusia como Occidente parecen creer que su contraparte está condenada y que el tiempo está de su lado. Putin sueña con que Occidente sufra una desilusión política, mientras que Occidente sueña con que Putin sea destituido, derrocado o muera por una de las muchas enfermedades que se rumorea que padecen. Nadie tiene razón. Al final del día, un acuerdo entre Rusia y Ucrania solo es posible como una extensión de un acuerdo entre Rusia y Occidente o como resultado del colapso del régimen de Putin. Y eso te da una idea de cuánto podría durar la guerra: años, en el mejor de los casos. (Foreign Policy)
Tatania Stanovaya es académica no residente en Carnegie Endowment for International Peace y fundadora y directora ejecutiva de la firma de análisis político R.Politik.