Andriy Yermak - Occidente subestimó la valentía de Ucrania. Ahora está subestimando la brutalidad de Rusia
El presidente Volodímir Zelenski comunicó este mensaje a una sesión conjunta del Congreso de Estados Unidos y de varios parlamentos de toda Europa. También pidió de forma encarecida una mayor asistencia militar y el establecimiento de una zona de exclusión aérea con fines humanitarios, no militares. Muchos países han dado un paso adelante y han proporcionado una asistencia militar y humanitaria crucial. Sin embargo, dada la clara intención del presidente ruso Vladimir Putin de incrementar el derramamiento de sangre, Ucrania necesita aún más.
Mientras Estados Unidos, Polonia y muchos otros países que aman la libertad mantienen un apoyo firme a Ucrania, algunos Estados en Europa parecen dispuestos a aceptar una Ucrania parcialmente ocupada por invasores rusos, lo que sea con tal de poder seguir comprando gas y petróleo ruso, y continuar las actividades de siempre.
Pero esas “actividades de siempre” ahora incluye aceptar que los rusos bombardeen hospitales de maternidad y teatros llenos de civiles que buscaban refugio. Estas atrocidades son parte del asedio ruso a la ciudad de Mariúpol, que ha dejado a cientos de miles de residentes sin alimentos, agua potable, electricidad y comunicaciones. Más de 1,200 civiles han sido asesinados. Rusia violó un acuerdo sobre un corredor humanitario casi antes de que se abriera. Así es como libra las guerras. Lo hizo en Grozni en 1999 y en Siria en 2015. Ahora lo está haciendo en Ucrania. Esta es una campaña de “tierra quemada” para borrar a Ucrania —su gente, su cultura, su historia— del mapa.
Así como muchos predijeron erróneamente que Ucrania caería en menos de 72 horas, muchos no fueron capaces de prever las atrocidades masivas que cometerían las tropas rusas a pesar de su largo historial de absoluto desprecio por la vida y de sed de sangre y destrucción. Solo el establecimiento de una zona de exclusión aérea para proteger los corredores humanitarios detendrá la masacre, tal como lo hicieron Estados Unidos y sus aliados y socios en Irak en 1991, en Bosnia de 1993 a 1995 y en Libia en 2011. A pesar de que estos países no pertenecían a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Occidente intervino para detener los inhumanos ataques contra civiles y facilitar la ayuda humanitaria, la cual salvó innumerables vidas.
Si Occidente no quiere hacerlo en este momento, entonces solicitamos encarecidamente las armas adecuadas para poder hacerlo nosotros mismos. De lo contrario, la pérdida de vidas humanas, infraestructura, negocios y de nuestros monumentos y lugares históricos quedará en la conciencia colectiva de Occidente.
El 11 de marzo, el presidente Joe Biden declaró que Estados Unidos “no peleará una guerra contra Rusia en Ucrania”. Pero la verdad es que Rusia ya está librando una guerra contra Occidente, no solo contra Ucrania. Los rusos están luchando contra los valores que Ucrania comparte con Occidente para que Occidente reconozca el derecho exclusivo de Moscú a ordenarle a otras naciones cómo deben vivir. Es entendible que no se quiera ir a la guerra, pero en este caso el agresor ruso ya tomó la decisión por todos.
Estamos ante un nuevo orden mundial. Quienes apoyen a Ucrania y defiendan los valores en común la liderarán, mientras que los demás perderán su influencia política, económica e ideológica. Estados Unidos, Polonia y muchos otros países están forjando este nuevo paradigma, pero el líder indiscutible es el presidente Zelenski, quien ha mostrado fortaleza y resiliencia ante la OTAN y la Unión Europea, y ha movilizado al Occidente colectivo en torno a la necesidad de proteger los valores democráticos.
Pero los soldados ucranianos se enfrentan a unas fuerzas militares rusas que apenas están comenzando su ofensiva. El ejército ruso sigue borrando ciudades ucranianas con bombardeos indiscriminados con MLRS y misiles de crucero. Las y los ucranianos estamos dispuestos a combatir esta guerra por nosotros y por Occidente, pero no podemos hacerlo sin el equipamiento militar necesario.
Necesitamos la asistencia defensiva letal que el presidente Zelenski ha solicitado repetidas veces: aviones de combate, sistemas de defensa aérea y antimisiles, drones, armas antiblindaje, rifles, municiones, equipos de protección. Si no obtenemos el equipamiento que necesitamos para tener éxito, Putin no se detendrá en Ucrania. Su siguiente paso será ir contra la OTAN.
Por ahora, los soldados y ciudadanos ucranianos, así como voluntarios de todo el mundo, están frenando valientemente a los invasores rusos. El pueblo ucraniano ha demostrado que puede liderar la lucha por la democracia contra la tiranía. Solo necesitamos más apoyo. A las personas del mundo que aman la libertad les decimos: esta también es su guerra. Ayúdennos a ganarla. De lo contrario, la dictadura más cruel desde la Segunda Guerra Mundial triunfará sobre Europa.
Occidente no puede permitir que esto suceda.
The Washington Post
Andriy Yermak es el jefe de la oficina presidencial de Ucrania.