Abraham Jiménez Enoa - CUBA, REPRESIÓN Y COLECTIVIDAD




El sábado 27 de noviembre el rapero Denis Solís, miembro del Movimiento San Isidro, viajó a Serbia para exiliarse. La Seguridad del Estado, brazo represor del castrismo, fueron los primeros en dar la noticia mediante sus escuadrones de perfiles falsos en redes sociales, como quien coloca en la vitrina de un museo un trofeo de guerra. El artista contestatario pasó ocho meses de prisión tras un juicio sumario por un supuesto caso de desacato y, una vez en libertad, siguió siendo acosado por la Policía política del régimen. Su injusto encarcelamiento fue la llama que prendió la mecha de la lucha cívica en Cuba durante 2021, aunque el arresto arbitrario se produjo en noviembre de 2020.

Hoy, un año después, decenas de activistas, artistas y periodistas que se sumaron a esa batalla por los derechos y las libertades de los cubanos, han tenido también que exiliarse. La salida del país de Solís, mostrado en fotos con mochila al hombro en el aeropuerto de Varadero, significa más que el fin de un año lleno de encontronazos entre la ciudadanía y el régimen opresor: es la escena final de otro período en el que el castrismo, pese a tambalearse, logra mantenerse en pie.

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