Anda siempre cerca de usted,
lo husmea, lo rodea, lo provoca,
por eso pensamos en la muerte,
pero no siempre pensamos lo mismo.
Cuando éramos los de antes la vivíamos
para esquivarla, como si fuéramos
toreros frente a un toro asesino,
avanzando lentamente
desde los prados del este
hacia los prados del oeste
Cuando viejos pensábamos menos
en la muerte, ya la teníamos anunciada
en la mirada, sin oír el estrépito
de las cosas al caer, en los recuerdos, sí,
en los recuerdos de la vida volteada,
hacia los caminos recorridos,
hacia los amores que nunca fueron
en el dolor escamado de las espaldas,
en la cabeza que cae hacia el suelo,
en el despertar aterrado del sol en el florero.
la puta maldita deja de ser entonces
la enemiga, y lázara comienza a bailar
contigo, a beber contigo, a reír contigo
vayas donde vayas te acompaña. No te deja.
Por eso nos temen,
por eso no nos quieren,
por esos nos abandonan,
por eso estamos solos,
con ella: novia de luto
ya convertida en amiga,
o en sombría sombra:
Sombra de tu propia sombra.