Anton Julian - EN CONTRA DE LA MUERTE

 



Lo asombroso de esta historia

es que si no existiera la muerte

-esa dama desnuda que te cierra

los ojos sin siquiera besarte-

no existiría el amor pues el amor

es la lucha en contra de la muerte.


Nada menos y nada más.


Y para que exista el amor necesitamos

ser mordidos por los dientes afilados

de esos jabalíes malditos que vienen

de la granja más oscura y más fría de la noche.


También las flores, hasta las que llaman

no-bellas, necesitan del invierno.

Y de sus penas. Y de sus vientos. Y de sus fríos.


Pues si no fuera por la cara sucia

de la muerte, ante el espejo de la vida

serías invisible, dijo mi amigo mires

en uno de sus momentos de más radical confusión.


A veces pienso que si nos juntáramos

con la vida, resucitaríamos. El amor, visto así,

sería una sublevación en contra de la muerte.

Y como en toda sublevación,

solo su fracaso aseguraría nuestra victoria final.