… y un Congreso altamente fraccionado
Traducción de un artículo dirigido originalmente a interesadas e interesados por el Perú de habla alemana. Contiene unas cuantas adaptaciones y modificaciones para las lectoras y los lectores en el Perú.
(Pido disculpas por posibles errores gramaticales y ortográficos, generados por la traducción apurada) Andreas Baumgart 18.04.2021
La victoria electoral del candidato presidencial Pedro Castillo de Perú Libre, personaje clasificado generalmente como de izquierda o izquierda radical, ha causado una gran sorpresa. Ahora Castillo y Keiko Fujimori, candidata de Fuerza Popular, adscrita a la derecha radical, competirán en la segunda vuelta del 6 de junio. El horror, la perplejidad, el miedo y la preocupación siguen prevaleciendo ante este resultado. Por el momento, a buena parte de la población peruana le parece una elección entre "cólera y peste”. Una particular tragedia en el contexto de la epidemia de Corona, ya muy extendida, y de la dramática crisis económica y política que vive el país.
El imprevisto resultado ha alimentado fuertemente el debate sobre la heterogeneidad cultural de la sociedad, los fuertes contrastes entre la riqueza y la pobreza, lo urbano y lo rural, lo andino y lo costeño, lo andino y lo amazónico, y lo regional y lo capitalino. Hasta qué punto conocemos el "Perú profundo", se preguntan muchas personas de los más diversos campos políticos y también personas comprometidas social y cívicamente, que viven en Lima y otras ciudades más grandes.
La situación es extremadamente complicada, los ánimos están calentados. Existen muchos comentarios y análisis muy instantáneos, que en muchos casos o bien pasan por alto la realidad, la incluyen sólo fragmentariamente o reflejan sensibilidades personales que son comprensibles, pero no ayudan a obtener una visión de conjunto lo más realista posible.
Sin embargo, muchos aspectos de la elección no son tan misteriosos como muchas de las autodudas que se expresan actualmente, especialmente en el campo de la debilitada izquierda tradicional y nueva izquierda de Juntos por el Perú y el Frente Amplio, Esas dudas son sólo parcialmente justificadas. Hay razones comprensibles para casi todos los fenómenos y los problemas sociales del país, conocidos desde hace mucho tiempo. "Es tiempo de escuchar", dijo Verónika Mendoza, de la alianza de izquierdas Juntos por el Perú, en relación a los próximos acontecimientos y el posicionamiento político. Esto es tan cierto e importante como los análisis no agitados que, ojalá, vayan más allá de la coyuntura política en un futuro próximo. Faltan 8 semanas para la segunda vuelta electoral y en ese tiempo Pedro Castillo y Keiko Fujimori tendrán numerosas negociaciones con los otros partidos y compromisos. Lo que quedará entonces de las muchas promesas y posiciones irreconciliables, está por verse.
Este análisis aquí presentado es preliminar y no pretende ser completo ni absolutamente correcto. De acuerdo con los resultados electorales, la atención se centra en la clasificación de Pedro Castillo y el partido Perú Libre, por el que se presentó prácticamente como invitado. También sobre la actuación de los demás partidos clasificados de izquierdas, partidos de ámbito regional, y sobre la valoración de posibles alianzas partidistas basadas en las similitudes programáticas y ético-morales. Los partidos más importantes de todas las orientaciones políticas se presentan en artículos anteriores y se enumeran aquí sin explicaciones en profundidad.
Resultados electorales
Todavía no hay resultados finales oficiales, pero tras el recuento del 100% de los expedientes electorales, el panorama general está claro. Los resultados del reparto de escaños en el Congreso se esperan para dentro de unos días. La única manera de obtener una imagen realista del equilibrio del poder político es examinar los resultados de la presidencia por separado de los del Congreso. La presidencia determina el gobierno, el congreso la representatividad real de los partidos y su fuerza. A continuación, los resultados presidenciales y congresales en porcentaje según el recuento oficial de actas procesadas de la ONPE del 18.04.2021, sin los partidos por debajo del 4%:
Presidenciales
Perú Libre con Pedro Castillo 19,07%; 2. Fuerza Popular con Keiko Fujimori 13,36%; 3. Renovación Popular con Rafael López Aliaga 11,70%; 4. Avanza País con Hernando de Soto 11,60%; 5. Acción Popular con Yonhy Lescano 9,10%; 6 Juntos por el Perú con Verónika Mendoza 7,86%; 7. Alianza para el Progreso con César Acuna 6,02%; 8. Victoria Nacional con George Forsyth 5,63%; 9. Podemos Peru con Daniel Urresti 5.60%; 10. Partido Morado con Julio Guzmán 2,25%; 11. Partido Democrático Somos Peru con Salaverry: 1,66%; 12. Frepap congreso con 4,63%;
Congresales (fuerza real de partidos)
1. Perú Libre de Pedro Castillo 19,07%; 2. Fuerza Popular de Keiko Fujimori 11,11%; 3. Acción Popular de Yonhy Lescano 9,23%; 4. Renovación Popular de Rafael López Aliaga 9,07%; 5. Alianza para el Progreso de César Acuna 7,61%; 6. Avanza País de Hernando de Soto 7,39%; 7. Juntos por el Perú de Verónika Mendoza 6,63%; 8. Partido Democrático Somos Peru de Salaverry: 6,03%; 9. Podemos Peru de Daniel Urresti 5.74%; 10. Partido Morado de Julio Guzmán 5,29% 11. Victoria Nacional de George Forsyth 4,91%; 12. Frepap solo congreso 4,64%;
A pesar de la participación obligada, con un 29,8% nunca se había alejado tanta gente de las urnas y nunca antes se habían emitido tantos votos en blanco o nulos: En Presidencia 18% y para el Congreso 25%! Aún no está definido, cuántos partidos llegarán a alcanzar el umbral del 5% u los otros criterios para entrar en el Congreso. Podrían ser entre 9 y 12.
Análisis
Este análisis se refiere a los resultados electorales y no a la sociedad peruana como tal. Todos los partidos tienen pocos votos y, por tanto, no son representativos para mayorías ni expresan posiciones partidistas homogéneas. Siempre hemos señalado que ya no hay partidos tradicionales fuertes y que son entidades sueltas de diferentes grupos de interés e individuos, hasta llegar a los clanes familiares, que acuden a líderes que cambian con frecuencia de una coyuntura a otra. Sin embargo, las tendencias sociales generales se reflejan en ellas.
En el plano electoral, el resultado representa un amargo golpe para la emancipación de la mujer, el feminismo, la autodeterminación sexual de la mujer, la perspectiva de género y el derecho al aborto. A parte de algunas diferencias en los detalles y el grado de fanatismo, casi todos los partidos de esta índole se reúnen en las filas superiores de la votación: Perú Libre, Fuerza Popular, Renovación Popular, Avanza País, Alianza para el Progreso y Podemos Perú. Asimismo, se puede hablar de una victoria del índice elevado, símbolo del autoritarismo en la escuela y en la sociedad. En el Congreso podría conformarse una mayoría a favor del regreso a los contenidos educativos anticuados, liberados de contenidos emancipatorios, propagando al viejo modelo de familia patriarcal y tradicional hostilidad a la sexualidad femenina.
Salvo algunas excepciones, como Verónika Mendoza de Juntos por el Perú, tenemos que lidiar con una Caudilla autoritaria, Keiko Fujimori, y muchos homólogos masculinos. En este sentido, también tenemos que ver con una victoria del populismo, con su esperanza de líderes salvadores, que va de la mano de cierto desprecio por la ley democrática y la separación de poderes. Además, se trata de una victoria de la creencia convencional en el desarrollismo y crecimiento monetario-económico, que siempre incluye una mayor destrucción masiva del medio ambiente. La desaparición del único partido marcadamente ecologista de izquierdas, el Frente Amplio, atestigua claramente estas tendencias. Perú Libre sí aboga por la "extracción responsable de recursos" -la nueva palabra de moda de la izquierda a la derecha- y el fin de algunos proyectos mineros a gran escala, pero no principalmente por razones medioambientales, sino para evitar conflictos sociales. Perú Libre no es respetuoso con el medio ambiente, sino que aboga por la explotación de la tierra por parte de las empresas nacionales, lo que también incluiría un mayor "desarrollo" de la Amazonia. La extracción de gas, petróleo, uranio, litio, cobre y otras materias primas debería beneficiar a la economía peruana y, primordialmente, a las provincias marginadas. No se puede descartar un incremento del extractivismo y aprovechamiento de la naturaleza selvática para financiar, entre otros, los programas ambiciosos de educación y salud.
Al mismo tiempo, podemos hablar de una victoria del campo político de la derecha en sus diversas variaciones. Si se suman sus votos, forma el bloque ideológicamente más fuerte en el Congreso.
He analizado los resultados de las elecciones de 2016, 2020 y 2021 en términos de cifras absolutas de votantes. Mostró que los partidos de izquierda y partidos regionales enraizados fuera de Lima, entre ellos los partidos andino-populistas y religiosos, vieron una fuerte subida desde el 2016 hasta el 2020 y ahora una muy fuerte baja. ¡La pérdida de 2020 al 2021 es de unos 2 millones de votos! (Vean la tabla que he elaborado al final del artículo, con todas las reservas de comparabilidad). Estos votos perdidos de las mencionadas corrientes se distribuyen hacia la extrema derecha y en menor medida hacia el centro. (No tengo conocimiento de la existencia de estadísticas de la migración de los votantes en estas elecciones.)
Entre los grandes perdedores se encuentran también las comunidades indígenas de la Amazonía. No están representadas adecuadamente por el populismo andino y seguirán sufriendo bajo su modelo economicista de progreso. La victoria de Castillo expresa la protesta de una parte del mundo andino y de las provincias desatendidas desde el sur hasta el norte de Perú, que va unida con una fuerte esperanza de redistribución económica y de participación en la riqueza monetaria, la atención sanitaria, la educación y la mejora social y la igualdad de la población andina. Podemos hablar de una victoria relativa de un 19% del electorado primordialmente andino, con muchas esperanzas, las que deposita en un candidato que aún no es identificado con la política establecida y cuyo partido aún no tiene representación parlamentaria. Por último, pero no por ello menos importante, la elección expresa tanto la protesta como la indiferencia hacia el establecimiento parlamentario y la esfera política como tal. En relación con el mísero resultado de los partidos, el "partido" de los no votantes y de los votantes en blanco es el gran ganador.
El sorprendente ganador Pedro Castillo
Que Pedro Castillo haya ganado las elecciones presidenciales en un contexto de dominio neoliberal y de ofensiva conservadora de valores es sorprendente, pero explicable. Ya he insinuado antes un poco de esto. En primer lugar, se tiene que remarcar, que esta es la primera vez que un campesino y profesor de origen humilde y andino haya ganado las elecciones generales pero con una votación muy por debajo de la de todos los ganadores de primeras vueltas en el pasado.
Las encuestas de las semanas previas a las elecciones reflejaron sorprendentemente bien las preferencias por los candidatos. Como no se permitió la publicación de más encuestas una semana antes de las elecciones, el ascenso de Castillo no se conoció públicamente. Sin embargo, las encuestas se llevaron a cabo y circularon prácticamente bajo el radar. Mostraron que Castillo se catapultó al primer puesto en una semana con entre el 15% y el 17%. Teniendo en cuenta, que el 28% de los potenciales votantes en lo que respecta a la presidencia y del casi 50% en lo que respecta al congreso, aún no sabían por quien votar hasta poquísimos días antes de las elecciones, un cambio tan fuerte en el resultado final es absolutamente posible y la dirección estadísticamente impredecible. El resultado sorprendió a todos por igual, incluso a los partidarios del partido ganador, lo que puedo decir de acuerdo a las declaraciones y de mis averiguaciones personales con algunos votantes de Castillo en provincias. Sin embargo, no es un fenómeno nuevo para el Perú que los candidatos resurjan como el ave fénix de las cenizas poco antes de las elecciones. Esto fue bastante similar con Alberto Fujimori o Humala, entre otros.
Castillo vive en Chota, en el departamento de Cajamarca, situado en el norte de los Andes, es profesor de primaria, agricultor y rondero y con ambiciones empresariales. Lleva mucho tiempo participando en la política partidaria y sindical. Creció en el entorno religioso conservador evangélico de la "Iglesia del Nazareno" y comparte muchos de sus puntos de vista. Eso se ve claramente en algunas de sus declaraciones. En un discurso ante ronderos en Chota, dijo entre otros: "vamos a la iglesia, somos hombres de fe, tenemos fe en la familia". Pide a los jóvenes que piensen primero en la familia y no duden de los valores y principios inculcados en su educación.
Castillo es un defensor de la ética del trabajo protestante, con su principio de progreso individual a través de la laboriosidad. "El mejor abono para la tierra es el sudor humano", dice, refiriéndose al trabajo, al trabajo del padre que alimenta a la familia. Propaga el emprendedor nacional privado, pero sostenido por el Estado, la comunidad de la iglesia y los Ronderos. Por ello, no es de extrañar que sea cofundador de una empresa, cuyo objetivo es llevar a cabo proyectos de infraestructura y actividad comercial, según Hildebrandt. Esto podría ser útil, en caso aumentaría el flujo monetario dirigido a las provincias a través de su gobierno.
Quiere hacer frente a la extendida criminalidad con la ayuda de las Rondas (comunidades de autodefensa) en la ciudad y el campo. No se apoyará en el poder judicial, el derecho penal civil y la policía, sino en la autoorganización de la población afectada. Las rondas deben ser financiadas por el Estado y reconocidas como órganos oficiales del orden. El trasfondo de esto es la dolorosa experiencia histórica de que los delincuentes, el poder judicial y la policía a menudo cooperan y que, frente a un poder judicial y una policía racista, en particular contra personas identificadas como “indios” o “indígenas”, rara vez consiguen sus derechos. Le gustaría sustituir las cárceles por campos de trabajo en los que los presos tengan que trabajar para mantenerse. Pareciera que sus ejemplos son los temerarios “bootcamp” en las regiones conservadoras evangélicas de EE.UU. o los campos de trabajo forzado similares en países del socialismo real.
Mujeres suelen aparecer en sus discursos generalmente en forma de “amas de casa”. Castillo rechaza los derechos de las mujeres, el feminismo, la autodeterminación corporal y sexual, así como las parejas del mismo sexo, la homosexualidad y el aborto. En muchos puntos de su actitud vital coincide con sus adversarios políticos Keiko Fujimori, Aliaga del Opus Dei, pero también con muchas tradiciones marxistas-leninistas conservadoras de valores, que son representadas por Vladimir Cerrón, fundador de Perú Libre, Gregorio Santos de Cajamarca de Democracia Directa y minorías dentro de las izquierdas de Juntos por el Perú y del Frente Amplio, a veces abiertamente, a veces solapados. Sin embargo, también ha anunciado que aclarará democráticamente algunas de las actitudes que él rechaza, en una nueva constitución. En caso de que gane la segunda vuelta y se llegue a conformar una asamblea constituyente, tendrán que ser las fuerzas de izquierda y centro modernas que luchen duro por hacer retroceder a los dogmas retrógrados.
Políticamente, Castillo militó durante varios años en el antiguo partido Perú Posible de Alejandro Toledo. Toledo fue considerado el primer presidente del Perú andino, situado políticamente, por lómenos inicialmente, en el centro-izquierda. Amplios sectores de la población andina y de los cinturones de pobreza urbanos vieron en el "cholo sano y sagrado", como se le llamaba, una gran esperanza de aceptación cultural y prosperidad. Como es sabido, decepcionó a todo el mundo y es uno de los 6 ex presidentes de Perú acusados de corrupción.
Castillo se dio a conocer a un público más amplio más allá de Cajamarca en 2017, cuando se convirtió en el líder de más alto perfil de la gran huelga magisterial que paralizó escuelas y universidades durante 75 días y terminó sin éxito. Encabezó una escisión del poderoso sindicato de profesores SUTEP, controlado durante décadas por el Partido Comunista “Patria Roja”. Ha habido, y sigue habiendo, con mucha razón, fuertes críticas dentro del SUTEP a su dirección y a su control sobre las cuotas, los seguros y los fondos de los préstamos. Legalmente, solo el SUTEP está autorizado a negociar con el gobierno, y la lucha de Castillo apuntaba a establecer un segundo sindicato reconocido por el Estado, el CONARE-SUTEP, que opera desde el 2019 como “Federación Nacional de Trabajadores en la Educación del Perú” (FENATEPERU). Dentro del CONARE, numerosos partidarios del Movadef eran y son visiblemente activos. Esta organización es considera el brazo político legal de la organización terrorista marxista-leninista Sendero Luminoso. Dentro de la larga tradición del SUTEP, siempre ha habido disputas por el control entre varios grupos comunistas, incluido Sendero Luminoso. El plan de lograr un segundo sindicato reconocido no funcionó. Sin embargo, en la gran huelga, Castillo representó inicialmente los intereses de una gran mayoría de los profesores, en parte muy conservadores y descontentos con la dirección del SUTEP y la reforma educacional del gobierno.
Pedro Castillo no forma parte del clan directivo de Perú Libre. Se afilió al partido el día de la última oportunidad de inscripción de candidatos presidenciales, por previo acuerdo e invitación de Vladimir Cerrón. Vladimir Cerrón es un ciudadano del departamento Junín, con estudio de medicina en Cuba, que ha fundado varios partidos regionales en Junín, entre ellos el más reciente Perú Libre. Fue presidente regional de 2011 a 2014, fue reelegido en 2019 y fue destituido poco después por corrupción. En 2016, su intento de convertirse en presidente de Perú fracasó por falta de apoyo personal. Retiró su candidatura poco antes de las elecciones. Cerrón se describe como partidario de la ideología marxista-leninista y seguidor de José Carlos Mariategui. Simpatiza con el "socialismo del siglo XXI" en Venezuela, Bolivia y Ecuador y defiende a Cuba como la patria socialista de América Latina. Sin embargo, Perú Libre no es un partido de cuadros marxistas-leninistas, sino una asociación poco sólida de grupos de interés regionales con un pequeño núcleo duro dirigido por el clan familiar Cerrón. Pedro Castillo fue invitado a sustituir a Cerrón como candidato presidencial en 2021, ya que este último no pudo presentarse por su condena a cumplir. Sin embargo, se ha inscrito, como buen caudillo, simbólicamente en la lista de su partido como candidato a la vicepresidencia.
Populismo Andino
Castillo, en cambio, no es un marxista-leninista tradicional, ni tampoco un defensor del terrorismo de Sendero. Como rondero, ayudó a impedir la penetración de Sendero Luminoso en Cajamarca. Su orientación político-ideológica es una mezcolanza de ideas evangélicas morales y éticas muy conservadoras, nacionalismo extremo, estatismo, antiimperialismo tradicional, algunos dogmas marxistas leninistas, regionalismo, creencia no adulterada en el progreso y una buena porción de xenofobia. Este batiburrillo caracteriza a gran parte de los movimientos, partidos y liderazgos de las regiones andinas, que no se reflejen adecuadamente en las viejas etiquetas de "izquierda" o "derecha". Como dice el propio Castillo: "el pueblo no vota por izquierdas ni derechas". ¿A qué etiqueta, entonces, se le puede poner la orientación política y vital de Castillo, Cerrón, Santos y compañía? Abogo por el término "Populismo Andino" (Vean al final del artículo mi concepto de populismo.) El populismo andino tiene interfaces con los más diversos campos políticos. Está conectado ideológicamente a sectores de las izquierdas de Juntos por el Perú y del Frente Amplio en los conceptos de estado fuerte con participación popular y presente en todo el territorio nacional, soberanía nacional, antiimperialismo, patriotismo, nacionalismo y una orientación hacia “el pueblo”, abstracta e indefinida.
Juntos por el Perú y el Frente Amplio representan un espectro mucho más diferenciado de la población peruana y de la sociedad civil activa que Perú Libre y otros partidos populistas regionalistas. En este sentido,ambos son mucho más representativos de la sociedad en su conjunto y programáticamente más completos y detallados. Muchas actitudes básicas no son compatibles con el populismo andino. Los representantes del populismo andino no se cansan de difamar a Mendoza como símbolo y encarnación de una "izquierda caviar" limeña y blanca.
No es casualidad que algunos sectores de seguidores de Juntos y del Frente Amplio se hayan volcado a favor del populismo andino y otros hacia el centro político. Los primeros por las declaraciones más radicales, la imagen aparentemente más “socialista” que de la izquierda socialdemócrata de Mendoza y los otros por el temor a una excesiva influencia del Estado, autoritarismo y posible opresión a los movimientos cívicos y monotemáticos. Resulta irónico, en cierto modo, que la “revolución conservadora" se haya centrado en la supuesta amenaza terrorista de una Verónika Mendoza y un Marco Arana mientras dejara fuera de la ecuación al populismo andino. No me extraña. Para las capas dominantes de Lima, los Andes siguen existiendo hasta hoy principalmente como fuentes rentables de materias primas. Y ahora, el grán llanto.
Castillo intentará con todas sus fuerzas celebrar un referéndum para una asamblea constituyente y puede contar con algunos aliados para la segunda vuelta, siempre que esté dispuesto a compromisos con la izquierda de Juntos por el Perú, el centro político en torno a Acción Popular y el Partido Morado, el centro de orientación religiosa FREPAP y una u otra fracción liberal-conservadora con temor a una dictadura Fujimorista.
Como he pronosticado en un artículo previo a las elecciones, el parlamento será un grupo caótico y dividido en facciones, caracterizado en su mayoría por promotores de sus propios intereses. Perú Libre también está amenazado por los conflictos internos y las divisiones futuras en el Congreso. Las numerosas declaraciones y anuncios contradictorios de los distintos representantes de este partido así lo sugieren.
Cualquier presidente electo está amenazado con ser destituido por el congreso si no logra formar alianzas más estables. Los próximos 2 meses hasta la segunda vuelta podrían convertirse en batalla de injurias de proporciones épicas departe de la reacción contra el populismo andino y la izquierda. Siempre ha ocurrido que los proyectos políticos reformistas provocan puro pánico entre la oligarquía establecida, la gran burguesía y amplios sectores de las clases medias, especialmente de Lima, y desencadenaron cursos de acción irracionales. El llamado a apoyar a Keiko Fujimori por parte del famoso escritor peruano Vargas Llosa lo atestigua. La yuxtaposición de un supuesto terror comunista y de la supuesta libertad liberal es inevitable. Ojalá no todos caigan en este juego
La carrera está completamente abierta. Considero que actualmente es imposible predecir en base a cuáles coincidencias programáticas, ético-morales y visionarias del mundo se formarán los dos campos electorales contrapuestos. Tampoco es posible predecir si la elección de Castillo dará lugar a una fuerte movilización en los Andes y en los pueblos jóvenes de las ciudades que lo respalden para mantenerse firme, o si veremos un compromiso tras otro, hasta el autosacrificio programático. Si gana Keiko Fujimori, habrá una intensificación del neoliberalismo. La lucha contra la corrupción será desechada. Existe la amenaza de un régimen extremadamente autoritario y represivo con fuertes elementos de terror lumpen, no solamente contra los movimientos cívicos, reivindicatorios y emancipatorios. También contra los sectores empresariales, que no estarían dispuestos a avasallarían ante su dictado. Personalmente creo que Keiko Fujimori constituye el mal mayor para el Perú.
* El término populismo se utiliza a menudo sin ser definido claramente. He aquí, muy comprimido en pocas frases, la idea que asocio con populismo: En la cúpula cuenta con un caudillo, rodeado de un clan familiar o círculo íntimo de interesados, que se refiere ideológicamente al "pueblo", definido como entidad biológica, étnica o cultural dentro de un territorio nacional. El líder se ve a sí mismo como la encarnación de la voluntad popular. “Sabe instintivamente" lo que quiere el pueblo y en consecuencia, considera que sus intereses, ideas y comportamientos individuales son la máxima expresión popular. Se sitúa por encima de la ley y la dobla según sea necesario. Sus seguidores forman una comunidad identitaria y están dispuestos a poner su "destino" en manos del líder sabio e ilustrado. La emancipación individual se suprime en favor de normas y dogmas conservadores formadores de identidad colectiva. En relación con lo ideológico, el populismo se sirve de piezas de las más diversas ideologías políticas. Es fundamentalmente autoritario, moralmente retrógrado, jerárquico, machista y se basa en el poder del más fuerte. La mentira, el fake-news, la manipulación organizada y teorías de conjura son elementos fundamentales constitutivos. El populismo excluye a cualquiera que sea identificado con "ajeno al pueblo". Quién conforma parte del llamado pueblo, define el liderazgo: Bolsonaro quiere armar al "pueblo" para reprimir a izquierdistas y delincuentes, Keiko agradece al "pueblo" por confiar en ella, Castillo piensa que el "pueblo" actuó sabiamente al elegirlo y Antauro Humala proclama un “pueblo” de raza cobriza. Obviamente, todos ellos se refieren a un pueblo diferente. Cada cuál con lo suyo. Esta indefinición es la que hace que el término sea tan útil.
* Tablero de comparación de la fuerza parlamentaria de los partidos de izquierda y partidos de arraigo regional fuera de la capital de los años 2016, 2020 y 2021.