Sami Nair - EL NEO-FASCISMO EUROPEO

 



El neofascista de nuevo cuño sostiene una concepción pura de la nación, rechaza visceralmente el mestizaje y señala al inmigrante como nuevo chivo expiatorio. Su auge procede de la precarización económica y social

Europa se construye desvelando, como telón de fondo, una identidad incierta. Experimenta una tensión conflictiva de cara al futuro, porque los cimientos originales del proyecto europeo, aunque asentados en la democracia de postguerra, estaban basados en intereses económicos sin consenso de pertenencia política común.

El nuevo ciclo que se ha abierto con la crisis de 2008 ha puesto en evidencia tanto el déficit democrático respecto de la gobernabilidad del conjunto europeo como la desagregación social sufrida por capas enteras de las sociedades. Diez años después del inicio de esta deflagración económica, comparable a la de 1929, y al amparo de una estrategia de salida de crisis “austericida”, el terreno social es más favorable que nunca al desarrollo de movimientos nacionales de ultraderecha, que se oponen al proceso de integración europeo en nombre de identidades étnicas, políticas, culturales y confesionales, apelando, como bandera, a la defensa de la nación asediada a través de la exclusión xenófoba. El crisol de expansión de un nuevo fascismo europeo resulta obvio.                       
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