El primer discurso de Mario Draghi como primer ministro de Italia dejó en claro que su gobierno de unidad nacional no sólo se ocupará de la política italiana y de las reformas políticas domésticas, sino también de Europa. Draghi ha señalado nada menos que una reconfiguración drástica de la formulación de políticas europeas, con consecuencias importantes para las relaciones de Europa y de la Unión Europea con Rusia y Estados Unidos.
Como primer ministro, Draghi será miembro del influyente Consejo Europeo; por cierto, debería ser uno de sus líderes principales, junto con sus pares de Francia y Alemania, Emmanuel Macron y Angela Merkel. Como señaló Jörg Asmussen, miembro de la junta ejecutiva del Banco Central Europeo cuando Draghi era presidente del BCE, poco antes de la declaración de Draghi, “la política europea podría pasar a ser más un triángulo”.
Asmussen tenía razón. En su primer discurso ante los legisladores italianos, Draghi destacó que Italia “necesitaría estructurar mejor y fortalecer la relación estratégica y esencial con Francia y Alemania”. Claramente, la reconfiguración de la política europea será una máxima prioridad para su gobierno. “Sin Italia, no hay Europa”, dijo Draghi.