Henrique Capriles - VENEZUELA 2021: SALIR DEL VACÍO





Hoy en nuestra Venezuela es inevitable admitir que hemos arrancado un año 2021 con un vacío gigantesco, donde la mayoría de la gente siente que desde nuestro lado no hay planteamientos y que aquello que alguna vez llamamos con firmeza “la oposición” es una confusa mezcla que genera una incertidumbre que solo le conviene a quienes tienen el poder. Esos que son capaces de decir, con indolencia y crueldad, que solo hay 4% de pobreza extrema.

Y podríamos empezar por ahí, para entender la urgencia de lo que nos viene este año: quien lo desee puede revisar las cifras de Encovi que hasta el 2020 registraron que 96% de los hogares están en situación de pobreza y, de todos esos, un 79% está en pobreza extrema.

¿Cómo es, entonces, que un régimen que miente sobre la situación desesperada de tres cuartas partes de su población todavía sigue ahí? ¿Qué los sostiene?

Al monopolio de la violencia, las crueles y constantes violaciones a los Derechos Humanos, tener al país entero sin servicios públicos, más la manipulación a su antojo de los medios de comunicación, súmenle esta sensación de que no hay una vía clara.

Así que un contexto como este nos impone la necesidad de establecer una agenda común con urgencia. Una agenda que supere la retórica y le dé a los venezolanos posibilidades reales de transformación en tres vías: la situación humanitaria y el covid-19, la reinstitucionalización del país y la atención de los venezolanos que viven en las regiones más allá de Caracas, ocultadas y cruelmente azotadas por la indolencia de Nicolás Maduro y los suyos.

Y es importante que esto que hagamos, se diferencie de aquellas rutas que no han resultado en estos años como nuestro Pueblo esperaba.

Hoy es urgente recorrer las regiones y organizar al país, porque el régimen ha decidido concentrarse en Caracas para que su aparato de propaganda pueda engañar a los medios que aún cubren lo que sucede en Venezuela, a expensas del sufrimiento de quienes viven en el interior del país.

Así que hay que romper con la inercia y actuar en, al menos, tres instancias de urgencia:

1. Crisis humanitaria y covid-19. En este momento, hay que atender la vacunación de los venezolanos. Ante una pandemia con la cual el régimen ha mentido, engañado y maquillado cifras, debe ser una prioridad para nosotros obtener las vacunas.

Hay que hacerlo de inmediato, sin politiquería.

Se trata de ser eficaces asegurando todos los recursos económicos que tengamos para pagar esas vacunas. La vida de los venezolanos es y tiene que ser siempre nuestra prioridad.

En esa línea propongo crear una Junta Nacional de Vacunación integrada por gente calificada del gremio de la salud, -no dirigentes de un partido político- que planifiquen y auditen todo el proceso, que además permita la inmediata colaboración de los organismos internacionales de atención humanitaria. Este puede ser también un primer apoyo de toda la comunidad internacional sin distingo a nuestra Venezuela.

2. Regreso a la Constitución. Si de verdad queremos recuperar la Democracia, tenemos que salir de esta parálisis y movernos en una dirección realista. Son varios los comunicados de gobiernos democráticos y organismos multilaterales insistiendo en la búsqueda de una salida política pacífica y negociada que alivie el sufrimiento de los venezolanos.

Bien, vamos a hacerlo. No podemos quedarnos una y otra vez en la diplomacia de micrófonos.

Los países que apoyan nuestra lucha democrática hablan de negociación, pues alineemos a todas las partes e insistamos en lograr el nuevo Poder Electoral que le han negado a los venezolanos así como un Tribunal Supremo, un Fiscal y un Contralor que le den a las instituciones un equilibrio republicano reconocido por todos.

Conseguido eso, o al menos adelantado con la certidumbre y respaldo internacional, se puede pensar en un cronograma electoral fiable para todos los venezolanos, que incluya todos los procesos y así podamos tener elecciones libres con reconocimiento de todos, para avanzar en la solución económica y social.

3. Atender a las provincias. Todos estamos conscientes de que la solución política pasa por lo nacional, pero no podemos desechar la relevancia e importancia que tienen las regiones. Nuestra lucha pasa primero por la provincia: visibilizarla, organizarla y darle alcance y objetivo político.

No es dejar por fuera a Caracas, sino de organizar al país desde las regiones, los estados y los municipios. Allí está la mayoría de la población y también los problemas económicos y sociales más graves del país.

Nosotros tenemos que estar alineados y preparados para cualquier escenario, incluyendo el electoral. Y en eso tenemos que convocar a todos los liderazgos y organizaciones. No podemos esperar hasta que haya un acuerdo final para hacer la tarea de organización. El poder regional y local también cuenta, si no basta con preguntarle a nuestra gente que vive en la provincia.

Este será un proceso que conducirá a un desenlace y no un evento único.

Aquí hay una propuesta para ofrecer posibilidades reales que alineen las prioridades de los venezolanos con las de la comunidad internacional.

Así y solo así tendrá sentido considerar la negociación que proponen Europa y Estados Unidos, entendiendo que la negociación es un medio que no excluye la atención prioritaria a las urgencias de los venezolanos.

No se trata de ver la negociación como una “transacción” entre políticos, jugando a ver quién gana y quién pierde, sino de pasar a atender desde la Política los asuntos urgentes y pensar en el futuro.

No se van a lograr todas las cosas de una vez, pero hay que abrir caminos de inmediato.

Es nuestro deber hacer que nuestra gente pueda vivir con dignidad.

El régimen de Nicolás Maduro dice estar dispuesto, entonces le llegó la hora de la verdad.

No podemos dejar de persistir en lo que soñamos: una Venezuela libre, próspera y de todos