21 de noviembre (2015)
No me preguntes de quien es.
Yo- no- lo- sé. No, no estoy aquí
para construir magias ni leyendas.
Nunca te diré, sería una locura
creer que Dios es un fulano dictando
cada una de las letras de mis
(supongamos) poemas. Por supuesto, no.
Pero escucha. De pronto tengo
la impresión de que yo no soy
el que escribo, es una voz, sí,
te lo cuento, no te enojes por favor,
una más bien femenina, una voz
caliente y completamente desnuda:
es la voz que da forma, sentido y ritmo
a todo lo que pienso, digo o sue ño.
Una voz que a veces suena áspera
desde el fondo de la tierra y otras
veces tan dulce, desde algo parecido
a una piedra negra. Y otras, ¿escuchas?
es solo una hoja seca arrastrada por el viento
Sí: Es una voz: Pero no es mi voz (1).
Pie de página
(1) Creo que fue mi amigo Mires
quien en su siempre tangente estilo
escribió una vez que la poesía
es la flor en capullo que aparece
justo en el punto medio situado
entre el principio de la eternidad
y la crisis terminal de la psiquiatría.