Una más entre las paradojas de la política chilena actual es que mientras mayor es la intensidad con que ciertos grupos de izquierda proclaman su vocación popular, de masas, e impronta colectiva y de ‘grandes mayorías’ —desde federaciones de estudiantes y centros de alumnos hasta los partidos del Frente Amplio (FA), atravesando todo el territorio de las viejas y nuevas izquierdas—, menor parece ser su capacidad efectiva de implantarse en la sociedad y movilizar números significativos de adeptos.
Una más entre las paradojas de la política chilena actual es que mientras mayor es la intensidad con que ciertos grupos de izquierda proclaman su vocación popular, de masas, e impronta colectiva y de ‘grandes mayorías’ —desde federaciones de estudiantes y centros de alumnos hasta los partidos del Frente Amplio (FA), atravesando todo el territorio de las viejas y nuevas izquierdas—, menor parece ser su capacidad efectiva de implantarse en la sociedad y movilizar números significativos de adeptos.