Janes Batet - Cuba: FICCIONAR UN PAÍS POSIBLE


Este texto no es mío. Como no es mío tampoco un país que no existe y que soñamos como ficción, que es la mejor manera de hacer un país y de hacer literatura.

La realidad aborrece el presente porque es el tiempo presente quien la prueba incompleta. Nos traiciona todo el tiempo porque huye de sí misma escurriéndose hacia el pasado o el futuro. Solo a veces, como compulsada por la fuerza centrípeta de un temporal —sí, justo eso: un temporal literalmente—, el pasado y el futuro convergen en un mismo espacio. Entonces y solo entonces podemos decir que estamos viviendo en tiempo presente. 

Por primera vez en mucho, Cuba vive en tiempo presente. Y cuando un país vive en tiempo presente la ficción puede —y debe— hacerse realidad.

El pasado, tiempo finito al fin, está muerto: es tiempo finado. Es esa mortaja fría que velamos en la funeraria: una sociedad póstuma sobreviviendo en estado comatoso artificial. Suspendidas las funciones orgánicas primordiales (economía, libre albedrío, capacidad de soñar), el Estado cubano procura mantener esa sociedad póstuma de la que se alimenta, como ave carroñera, a través de mecanismos de sobrevivencia también muertos.

El Estado cubano se ceba en la «necropolítica» .......

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