CINCO POEMAS DE RAÚL ZURITA (Premio Reina Sofía, 2020)

DIÁLOGO DE CHILE

Verás un mar de piedras
Verás margaritas en el mar
Verás un Dios de hambre
Verás el hambre
Verás figuras como flores
Verás un desierto
Verás el mar en el desierto
Verás tu odio
Verás un país de sed
Verás acantilados de agua
Verás nombres en fuga
Verás la sed
Verás amores en fuga
Verás el poco amor
Verás flores como piedras
Verás sus ojos en fuga
Verás cumbres
Verás margaritas en las cumbres
Verás un día blanco
Verás que se va
Verás no ver
Y llorarás


ANTEPARAÍSO lll

Allá va la que fue mi amor, qué más podría decirle 
si ya ni mis gemidos conmueven 
a la que ayer arrastraba su espalda por las piedras.
Pero hasta las cenizas recuerdan cuando no era 
nadie y aún están los muros contra los que llorando 
aplastaba su cara mientras al verla 
la gente se decía "Vámonos por otro lado'
y hacían un recodo sólo para no pasar cerca de ella 
pero yo reparé en ti, 
sólo yo me compadecí de esos harapos 
y te limpié las llagas y te tapé, contigo hice agua 
de las piedras para que nos laváramos 
y el mismo cielo fue una fiesta cuando te regalé 
los vestidos más lindos para que la gente te respetára.

Ahora caminas por las calles como si nada de esto
hubiese en verdad sucedido
ofreciéndote al primero que pase
Pero yo no me olvido
de cuando hacían un recodo para no verte
y aun tiemblo de ira ante quienes riendo te decían
"ponte de espalda' y tu espalda se hacía un camino
por donde pasaba la gente
Pero porque tampoco me olvido del color del pasto
cuando me querías ni del azul
del cielo acompañando tu vestido nuevo
perdonaré tus devaneos
Apartaré de ti mi rabia y rencor
y si te encuentro nuevamente, en ti me iré amando
incluso a tus malditos cabrones.

Cuando vuelvas a quererme
y arrepentida los recuerdos se te hayan hecho ácido
deshaciendo las cadenas de tu cuello
y corras emocionada a abrazarme
y Chile se ilumine y los pastos relumbren


GUÁRDAME EN TI

Amor mío: guárdame entonces en ti

en los torrentes más secretos
que tus ríos levantan
y cuando ya de nosotros
sólo quede algo como una orilla
tenme también en ti
guárdame en ti como la interrogación
de las aguas que se marchan
Y luego: cuando las grandes aves se
derrumben y las nubes nos indiquen
que la vida se nos fue entre los dedos
guárdame todavía en ti
en la brizna de aire que aún ocupe tu voz
dura y remota
como los cauces glaciares en que la primavera desciende. 



LAS PLAYAS DE CHILE
No eran esos los chilenos destinos que
lloraron alejándose toda la playa se
iba haciendo una pura llaga en sus ojos

No eran esas playas que encontraron sino más bien el clarear del ciclo
frente a sus ojos albos como si no fuera de ellos en todo Chile espejeando
las abiertas llagas que lavaban

i. Empapado de lágrimas arrojó sus vestimentas al agua

ii. Desnudo lo hubieran visto acurrucarse hecho un ovillo sobre
sí tembloroso con las manos cubriéndose el purular de sus heridas

iii. Como un espíritu lo hubieran ustedes visto cómo se abrazó
así mismo lívido gimiente mientras se le iba esfumando el color
del cielo en sus ojos

Porque no eran esas las playas que encontraron sino el volcarse de
todas las llagas sobre ellos blancas dolidas sobre sí cayéndoles como
una bendición que les fijara en sus pupilas

iv. Porque hasta lo que nunca fue renació alborando por esas playas

v. Ese era el resplandor de sus propias llagas abiertas en la costa

vi. Ese era el relumbrar de todas las playas que recién allí le salu-
daron la lavada visión de sus ojos

Porque no eran esas las que encontraron sino sus propias llagas exten-
diéndose hasta ser la playa donde todo Chile comenzó a arrojar sus
vestimentas al agua radiantes esplendorosos lavando frente a otros los
bastardos destinos que lloraron.


ZURITA

Como en un sueño, cuando todo estaba perdido
Zurita me dijo que iba a amainar
porque en lo más profundo de la noche
había visto una estrella. Entonces
acurrucado contra el fondo de tablas del bote
me pareció que la luz nuevamente
iluminaba mis apagados ojos.
Eso bastó. Sentí que el sopor me invadía: