Francisco Fernández Buey - LAS MEMORIAS DE ROSSANA ROSSANDA (In Memoriam)


Fuera de Italia el nombre de Rossana Rossanda empezó a ser a conocido en 1969 a raíz de la expulsión del partido comunista italiano del grupo Il Manifesto. Desde entonces, y a lo largo de cuarenta años, su nombre ha quedado asociado a esta publicación, sin duda la más singular de las aventuras político-culturales del comunismo crítico en la segunda mitad del siglo XX. Singular porque, sin llegar a constituir propiamente un partido político comunista, Rossanda y sus compañeros de Il Manifesto han estado constantemente presentes, con sus análisis e intervenciones, en todos los acontecimientos políticos, socio-económicos y político-culturales de importancia para la izquierda revolucionaria en el mundo.

Para valorar en sus justos términos lo que ha sido esta aventura hay que tener en cuenta que hacia 1968 los comunistas se dividían por así decirlo en dos: los que pensaban que fuera del partido no había "salvación" (en términos cuasi religiosos) y los que estaban convencidos de que fuera del partido no había acción posible, al menos eficaz, para cambiar el mundo en un sentido socialista de acuerdo con los intereses de aquellos que se suponía que habían de ser sujeto de la revolución, los proletarios, los obreros de la industria. Hoy esto suena raro, pero sólo prestando atención a aquellas convicciones se puede entender bien el impacto que entonces tuvieron las palabras con las que Aldo Natoli, en nombre del grupo de Il Manifesto, se despidió del partido comunista: "Para ser comunista no hace falta carnet". De hecho, si se mira la cosa con una perspectiva histórica más amplia, aquella declaración que Rossanda compartía entonces y sigue compartiendo hoy, no debería haber resultado tan traumática como lo fue en el momento en que se hizo. Pues el fundador del comunismo moderno, Karl Marx, en el que decían inspirarse unos y otros, había sido un comunista sin partido (y sin carnet) la mayor parte de su vida. Solo que en las controversias políticas del momento esas cosas, relevantes para los historiadores, no solían tenerse en cuenta.

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