Era ilógico suponer que el gobierno de Maduro que no ha hecho sino acumular fracasos, podría enfrentar con éxito la pandemia. Por eso, cuando las alarmas del mundo empezaron a sonar y supimos que era cuestión de tiempo para que la tragedia nos alcanzara, fuimos muchos los que pedimos a la oposición buscar un entendimiento para limitar el daño inevitable que el fenómeno biológico le haría a este país de gente empobrecida y con un sistema de salud en ruinas.
La pandemia no podía ser usada para profundizar la brecha entre dos grupos antagónicos por la simple razón de que lo que estaba en juego ya no era solamente la lucha por el poder político sino la supervivencia misma de la población. Y buscar un acuerdo humanitario, si somos demócratas, si lo que nos interesa es el bienestar de la gente, y si el poder que se busca es para cambiar este destino trágico de hambre y exclusión, significaba buscarlo por todos los medios posibles aún en contra de la terquedad de los que están en el poder.