Anton Julian - POR GOLEADA



No soy yo,

es el tiempo el que devora a los días,

el que nos apaga, el que nos tritura,

antes de consumirnos como una bestia

feroz escapada desde el zoológico

con el firme propósito de cazar vagos.


Venganza

de la naturaleza frente a su opresor

dirán los ecolocos. Más bien el curso

natural de la existencia. Pues guste

a usted o no, mi socio,

usted vive con la muerte, acosado,

aún cuando en su desesperación usted haga

como que no ha pasado nada y baile

la cumbia del mono, la salsa del perro

o el vals amargo de las flores mancilladas.


El tiempo

marico conchudo se lo lleva todo,

hasta ese amor cuidado como una perla en la ostra

se lo va a llevar. Con ostra y todo.


Al final

solo crepitan las cenizas de un amago

de incendio: un par de palabras de auxilio,

de un niño recién nacido nadie sabe donde, 

más la púrpura, el incienzo, el aceite de óleo 

y las infaltables papas fritas con mayonesa.

.

Solo

nos puede salvar la ilusión de haber vivido

en otra ilusión, la de un dios fanático que contempla

desde su asiento, en la última fila de la galería,

este partido amañado, donde siempre perderemos todos.

Por goleada.