Y las calles quedaron vacías. Millones de personas encerraron su miedo en casas sin agua, sin luz y sin alimentos ante el llamado del que por una vez en la vida, hizo lo que tenía que hacer. El llamado a la cuarentena de Maduro, fue un acto de responsabilidad inusitado si lo comparamos con el comportamiento folklórico de algunos gobernantes de países cercanos que juegan a la ruleta rusa con la vida de sus gobernados en actos más propios de un circo que de esta película de terror en tiempo real en la que todos participamos.
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