Anton Julian - CELOSO DE MAR



Estaba celoso de mar,
de las olas que vienen y van,
de la espuma, de sus algas,
de los barcos de malditos piratas,
de naufragios convertidos en sangres,
del estallido vil sobre la roca triturada,
de los peces de cuarentaycuatro colores,
de los ríos que llegaron y no volvieron,
del mar, de la mar, y del amar,
de la marea baja y de la marea alta.
Estaba celoso de mar.

Apartó su vista de sol reflejado,
recogió el ancla que lo ataba al destino,
entró a su cobija de arenas y tentáculos,
escribió unas letras sobre la mesa de tres patas.
Vació, después de pensarlo un poco,
la carta en la botella del vino recien bebido,
y decidió esperar la llegada de las aguas de mar.

Cuando llegaron las aguas de mar
no quedó nada bajo el sol.
Solo las aguas de mar.
Las profundas aguas de mar.