Adriana Moran - NUESTRO DESTINO


Es posible que de a poco, y a pesar de la reticencia de muchos, el exceso de ruido empiece a apagarse y empecemos a darnos cuenta de una vez por todas de que el inmenso problema que tenemos entre manos es más nuestro que de nadie, o para ajustarnos más a la realidad, y a pesar de lo valioso que resulta el apoyo de muchas democracias en el mundo, que es todo nuestro. 
Muchos de los que están afuera han hecho su papel. Ahí está el informe Bachelet para demostrarlo. Los esfuerzos de Noruega son innegables, así como los de los países que se han reunido infinidad de veces para discutir nuestro caso y plantear posibles soluciones. El gigante del norte, ha tocado su propia música y ha repartido sanciones y amenazas entre las que siempre se ha cuidado de deslizar la idea de que el problema es de los venezolanos “y ellos deberán encontrar su propia salida a la crisis". 
Así, cuando ya casi no aparecemos en los periódicos y noticieros del mundo, y como quienes después de una borrachera colectiva comienzan a mirar alrededor para medir las consecuencias del estropicio, empezamos a darnos cuenta de que esta realidad: dura, desesperante, casi insoportable, nos pertenece. Que todos los rostros de esta tragedia son los nuestros y los de los seres que amamos. Que nadie podrá sentir con la fuerza que nosotros la sentimos la impotencia de ver que el país se nos cae a pedazos y nosotros con él y que debemos sacar fuerzas de donde creemos que ya no las tenemos para tratar de sostenerlo y levantarlo. 
Esa presión contra el gobierno acorralado pero lejos de caerse que dicen que tiene que aumentar, tendrá que provenir de nosotros, de nuestra negativa a rendirnos, de la posibilidad que tengan quienes convocan a la lucha de apropiarse de esta tragedia nuestra para construir un movimiento salido de las entrañas del mismo pueblo que sufre y que quiere liberarse para tener la posibilidad de sobrevivir. 
Quienes nos apoyan en el mundo verán sin duda con buenos ojos que tomemos las riendas de nuestro destino. Apoyarán que nos decidamos a pelear nuestra propia batalla para que lo que obtengamos también sea nuestro. Es la hora de voltear la mirada hacia adentro y abarcar todos los rincones de esta golpeada geografía y todos los rostros de los que la habitamos para buscar nuestra propia salida como otros antes y en similares circunstancias la encontraron.