Adriana Moran - EL FAMOSO MANTRA



Cuando Juan Guaidó pronunció por primera vez el famoso mantra que comenzaba con el cese de la usurpación, muchos que vimos con entusiasmo la reagrupación de una oposición que hasta diciembre había estado en el subsuelo del desánimo, pensamos que por esas conversaciones que se venían dando sin que trascendiera casi nada, se tenía la certeza de que las Fuerzas Armadas ya no iban a apoyar al gobierno y que le pedirían la renuncia para que acudiéramos a elecciones. Nos negábamos a creer que ante la multitud nuevamente reunida y esperanzada se estaba recitando una petición en forma de súplica sin otras implicaciones que el deseo mayoritario de salir de un régimen que nos asfixia.
Pero fue así. No había compromisos ni mucho menos quiebres dentro de una fuerza militar que no tardó en aparecer dándole su total respaldo a su comandante en jefe (al vivo y al eterno), ante la mirada atónita de quienes no entendíamos cómo podría reiniciarse la lucha a partir de una premisa que dependía del otro cuando ese otro se mostraba aferrado a sus mismas convicciones y conservaba sus apoyos armados y sin armas. Una multitud que se atrevía a esperanzarse nuevamente era invitada a repetir una receta de tres pasos que otra vez nos dejaba en manos de la voluntad de quien ha demostrado mil veces que su voluntad es quedarse el mayor tiempo posible aferrado a su silla de mando.
Y llegó el 30 de abril, con su carga de fracaso, malas intenciones y nefastas consecuencias: un sitio de reclusión por otro para su artífice y la furia renovada del régimen para perseguir, recluir, torturar y asesinar, justificada otra vez por el eterno discurso de oposición golpista que nunca debimos darle.
No importa que tan grande sea un acto de masas organizado por un partido que incluya la palabra electoral en su convocatoria si el mensaje sigue estando amarrado a ese ruego del cese de la usurpación que depende de otro. Ojalá solo sea porque no saben como deshacerse a esta altura del pegajoso e inútil estribillo y lo usen como excusa para impulsar el verdadero mensaje que necesitamos que es el de enfrentar electoralmente al déspota que tiene sometido al hambre y a la miseria a este pueblo indefenso.
Ojalá se entienda y se tenga la valentía para decirle de una vez por todas a este país que sufre dónde reside su única fuerza y se tome la decisión de organizarla y usarla en contra de el que quiere que sigamos suplicando.