Cuando tú te mueras, irás al fondo del océano, 
no
importa como mueras: si de lepra o de angustia, 
o si te
atropelló la micro matadero-palma, 
o si te
tumbaron en una esquina a cuatro cuchilladas, 
lo
importante, lo único que importa, es que te vas 
al
fondo del océano. 
Al
océano que no está en esta tierra sino en todas las tierras habidas
y por haber 
Al
océano de mil aguas, 
donde
las rosas se confunden con las acacias 
y las
acacias con tu piel 
y los
fuegos del verano con tu boca. 
Es el
océano de todas las vidas, 
el de
la lejanía infinita 
y el de
la cercanía inmediata, 
el de
mi lápiz, el de mi handy, el de tu risa
el de
mi faro 
y el de
tu concha iluminada, 
el de
tu fuga y tu regreso, 
el del
cielo y el del suelo. 
Cuando
yo me muera me hundiré en ese océano, donde nos encontraremos para
siempre y nos desearemos felices navidades, feliz año nuevo, feliz
cumpleaños, felices fiestas patrias.
Cualquiera
cosa que sea feliz como nunca pudiste serlo, antes de que regresaras 
al
fondo del océano.
