Adriana Moran - FRENTE AL ESPEJO DEL OTRO


Deberíamos entender que no es suficiente oponerse a algo para ser mejores que aquello a lo que nos oponemos. Que los errores o carencias del otro nunca excusan los propias y sobre todo, que nunca se pueden justificar las malas acciones propias con las pésimas del contrario. Ser mejor, no puede limitarse a ser menos malo. Ser mejor implica en esencia tener buenas intenciones y actuar para hacer el mayor bien posible de la mejor y menos traumática manera con lo que se tiene. 

Le ha pasado a un sector de la oposición, que a fuerza de verse en el espejo deformado de un régimen malísimo que ha llevado a este país al borde de un barranco y que tiene a su población parada en la orilla mientras amenaza con empujarla, que ha ido construyendo para sí misma su versión de la maldad que si no lo iguale, al menos se le asemeje, con la idea de que es la respuesta adecuada que debe dársele a alguien así y que por lo tanto el fin (de aniquilarlo), justifica los medios (los que sean). 

De esta forma, este pobre país ha quedado atrapado entre dos bandas que quieren aniquilarse mutuamente y que en su carrera destructora, han olvidado lo que siempre debió ser su principal objetivo: esa inmensa población que ha sufrido y sigue sufriendo mil calamidades, que no está dispuesta a odiar y muchos menos a aniquilar a nadie, y cuya mayor aspiración es tener un país con oportunidades de prosperar y de ver crecer a sus hijos en libertad. 

El liderazgo que sea capaz de interpretar y conectarse con esa mayoría silenciosa que no pertenece a ninguno de esos dos extremos belicosos que no reparan en medios para alcanzar sus particulares fines, ése será el liderazgo que podrá reconstruir este país. Un liderazgo que será de uno o de varios, de todos los que sean capaces de interpretar esta necesidad imperiosa y formar uniones y alianzas para conducir el proceso político que ha ido perdiendo su rumbo en ese forcejeo entre extremos que compiten en sus malas y mezquinas prácticas y que a lo máximo a lo que podrían aspirar, es a destruirse entre ellos, pero que en forma alguna, deben tener la oportunidad de destruir un país de gente noble que todavía no pierde las esperanzas de resurgir .