Otra de las malas herencias que ha dejado la revolución cubana al país, y hablo de cualquier generación nacida dentro de esa realidad, es un hambre constante y sonante.
Todo cubano desde que nace hasta que se muere tiene siempre presente, hace mucho más de medio siglo, el tema de la comida. Por lo que no solo llega a la vida con este problema sino que se le trasmite de manera genética y cultural porque sus padres, hermanos, abuelos, amigos y vecinos, han vivido y viven esta carencia.
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