A los que siempre juraron en vano,
a los que adoraron ídolos de barro,
a los que confundieron la luna con la noche,
a los que nunca a un humano amaron,
a los que inclinaron sus testas a tiranos,
a los que traicionaron amigos, padres, hermanos,
a los que crucificaron y ríeron y bailaron,
a los que siempre mintieron, se los juro villanos,
allá en el otro mundo los estaré esperando
con dos dagas temblando, una en cada mano.