Maturana a los 90: “Me voy a morir antes de ser viejo”


Dice que se encuentra más feo. Pero que la edad no le preocupa. Que la vejez, más que con los años, empieza con la falta de autonomía. No es su caso. A sus 90, el destacado biólogo sigue haciendo lo que ama: reflexionar, inventar, jugar. Recuerda mucho, pero se da poco permiso para escarbar en sus dolores. Como la pérdida de su mujer, la época en que una tuberculosis casi lo mata, o lo difícil que fue ser papá a falta del propio. “No es bueno faltarles a los hijos, porque uno es una promesa de compañía y de pronto no está”, confiesa.   

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