Hoy 2 de Octubre se cumple un aniversario más de la masacre
de Tlatelolco. Nunca se supo el número preciso de los jóvenes masacrados.
Tampoco el enjuiciamiento de los responsables intelectuales y materiales de esa
terrible matanza.
La noche lluviosa del infausto miércoles dos de octubre de
1968, la Plaza de las Tres Culturas se cubrió de sangre y la muerte fue
sembrada en Tlatelolco por los disparos arteros de militares y policías en
contra de pacíficos manifestantes. A unos días de las Olimpiadas en México, el
Presidente Gustavo Díaz Ordaz había dado la orden de acabar por la fuerza con
el movimiento estudiantil. Esa tarde, batallones de soldados armados,
acompañados con tanques y carros blindados, dispararon contra una multitud de
estudiantes, trabajadores, profesores y vecinos de la zona que se habían
congregado en la Plaza de las Tres Culturas, en la Ciudad de México, para
escuchar el discurso de los líderes del Consejo Nacional de Huelga (CNH) órgano
directriz del movimiento estudiantil que reclamaba mayores libertades democráticas,
así como reformas al sistema educativo mexicano. El resultado: decenas de
muertos, cientos de heridos y miles de detenidos.
La masacre comenzó casi finalizado el mitin, cuando
elementos pertenecientes al Batallón Olimpia, una unidad militar encargado de
la seguridad de las olimpiadas de 1968, atacaran a los oradores del CNH que
estaban en un balcón del tercer piso del edificio Chihuahua y abrieran fuego en
contra de quienes nos encontrábamos en la Plaza. Esta acción fue secundada por
el avance, desde ambos lados de la Plaza, de soldados integrantes del Batallón
de Fusileros Paracaidistas, elementos del Estado Mayor Presidencial y unidades
blindadas quienes dispararon a mansalva en contra de los participantes, quienes
corrimos en busca de protección en medio de la descargas de fusiles y
ametralladoras.
Así terminó el gobierno con el movimiento del año 1968:
respondiendo con sangre y fuego a las demandas de justicia y mayores libertades
democráticas de los estudiantes. Hasta ahora no se sabe exactamente la cifra de
las víctimas asesinadas en Tlatelolco: 32 fallecidos según el parte oficial,
325 según una muy objetiva investigación del periódico inglés “Manchester
Guardian” y 650 según algunos defensores de los derechos humanos y testigos
presenciales. Sin embargo, posteriormente, la estimación se ha establecido en
300 fallecidos, pero además hubo 6.000 detenidos, muchos de los cuales fueron
encarcelados, sin juicio, o con procesos amañados y sin garantía alguna de
defensa. El gobierno justificó sus actos acusando al movimiento estudiantil de
terrorista, de ser parte de una conspiración "comunista" que
atentaban en contra de la seguridad de la República; sin embargo la matanza en
Tlatelolco marcó un antes y un después en la historia de México.
A pesar de los intentos del Estado para distorsionar los
hechos y borrar los recuerdos, a fin de perpetuar el sistema político mexicano
asesinando a la juventud, la memoria histórica se impuso y hoy todos saben que
el gobierno autoritario del Partido Revolucionario Institucional (PRI),
encabezado por Díaz Ordaz, nunca dialogó y en cambio, reprimió y masacró a los
estudiantes.
Por más de 50 años el Estado mexicano se ha transformado en
cómplice de estos crímenes al no sancionar judicialmente a los responsables. La
Masacre de Tlatelolco fue una sangrienta represión en contra de miles de
estudiantes que reclamaban mejoras en el sistema educacional y mayores
libertades democráticas para el pueblo mexicano.