Puede que no sea pertinente hablar del “alma” de un país, de una nación como la Chile, pero me doy la licencia para significar un viejo y acendrado apego de los chilenos a sujetarse, con rigor casi maniaco, a la servidumbre de todo tipo de papeles, impresos o manuscritos: documentos de diversa índole, formularios, escrituras, solicitudes, apelaciones, requerimientos, etcétera.
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