No
vine al mundo para morir
Vine a plantar árboles sin hojas
A
escuchar la pajarería de cada mañana
A
amar a las mujeres por sobre todas las cosas
A contar historias inverosímiles
A
subirme a los púlpitos como los monos a los árboles
A
derramar miel sobre las cabezas de las momias
A mirar los lirios que crecen en las rocas
No
vine al mundo a disfrutar, ni a pasarlo bien,
tampoco
a sufrir, seamos sinceros.
Vine
a ser simplemente un ser, un ser en El
Ser
uno
más entre billones e infinitas formas de ser en El SER
Un
punto borroso y perdido en el espacio,
un signo
y
al mismo tiempo, un universo infinito.
No,
no vine al mundo por casualidad, entendámonos
me
enviaron para que viviera y yo mismo fuera, entendámonos
a paso lento y cansado, caminando sobre la
tierra, y cavando mi destino