Para nunca la dalia
oscura,
para jamás la viuda del
río
cuando rapiña avanza y peluda,
su incienzo asoma y
mina,
labios, ojeras y
cadalzos,
y dulces trozos de alma tibia
el sol cae: hoy a
copos,
y hay crisantemos blancos
a precios reducidos,
en las tiendas
prontos del agua y
hielos con dedos
queman tu rostro de
ayer y las semillas,
hoy repartidas en el
suelo,
no son más que fumadas
cenizas
¿volverán a estallar
las flores de los manzanos?
¿recogerá alguien,
antes del otoño, a las manzanas?
¿antes del eterno
isomnio?
¿antes de de que
vuelvan las siniestras
palomas con sus arrullos del final?
¿Es que todo ha sido en
vano?
Edificios grises comienzan
a nacer de la nada:
El tiempo avanza y
con el tiempo se va el tiempo.