Es cosa de uso común que a los grandes cronistas deportivos -entre los
cuales me excluyo- les sea solicitado, habiendo terminado un campeonato
mundial, que entreguen una lista con los, a juicio de ellos, mejores jugadores
del certamen. Yo, jugando a ser grande, también la haré. Haré, además, algo que
no hacen los grandes cronistas: la fundamentaré.
La primera fundamentación
es que creo haberme metido en un lío. Para hacer una lista tengo que adaptarme
a un sistema de juego, algo muy difícil porque en este mundial parecía haber
tantos sistemas de juego como equipos participantes. Los culpables, creo yo,
son los directores técnicos. Cuando les es exigido dar a conocer una
alineación, la mayoría recurre a los sistemas de juego más conocidos: el 4-2-4,
el 4-3-3, el 5- 2-3. Pero hay algunos que te escriben un 3-5-2, un 4- 3- 2-1,
un 2-5-2-1, y así sucesivamente. A veces creo que lo hacen para despistar al
adversario. Otras veces pienso que lo hacen por narcisismo, para que después se
diga que ese DT revolucionó al fútbol mundial. Y no falta el que lo hace
simplemente por joder. Y para colmo están los números que se estampan los
jugadores en la espalda, cada uno más absurdo. En mis tiempos, el arquero era
el 1, los laterales el 2 y el 3, los centrales el 4 y el 5, los mediocampistas
el 6 y el 8 y los delanteros el 7, el 8, el 9, el 10 (algo retrasado) y el 11.
No había como perderse. Como están las cosas hoy, no va a tardar en aparecer
algún jugador con el 007 en la espalda y los periodistas lo bautizarán como el James
Bond del fútbol mundial.
Después de largas y
profundas cavilaciones, decidí optar por lo que yo veía en el campo de juego.
Efectivamente, la mayoría de los entrenadores, con alguna u otra variación, ha
optado por el 4-3-3. Lo demás es prosa.
Entonces, ¿el mejor
arquero? Aquí estoy en otro lío: el que más me impresionó (por no decir el
único) fue el arquero danés Schmeichel. Pero le faltó tiempo para seguir
mostrando lo que parece ser: un monstruo bajo los palos. De este modo decidí
optar por otro gran arquero: el belga Courtois quién atajó balazos realmente
increíbles. A Lloris, el francés, también lo tenía como candidato, pero después
de la gran K que hizo en la final contra Francia, quedó definitivamente
descalificado.
Laterales: ahí no hay
ningún problema: Por la derecha el inglés Trippier: corajudo, técnico y con una
diestra bien dotada para los tiros libres y penales. Por el lado izquierdo, no
tengo ninguna duda: aunque no jugó como otras veces lo he visto, Marcelo sigue
siendo el mejor. Cierto es que hubo otros buenos, como el francés Hernández y
el uruguayo Cáceres, pero ninguno tiene la calidad ni la técnica de Marcelo.
En la defensa central hay
un nombre que se ganó el respeto de la hinchada, de la prensa y el mío. Un
jugador a quien jamás sacaría de un primer equipo como hacía en Barcelona el
insensato de Luis Henrique. Me refiero al carismático colombiano Jerry Mina.
Simplemente grandioso. Para acompañarlo en la defensa hay varios: el belga Kompany, el croata Vida, y los dos franceses Umtiti y Vaerane. Al fin me decidí
por este último, es el más regular.
Medio campo: sucede lo
mismo que con Mina. Pogda es intocable. El jefe, el rey, el mariscal, el lo que
quiera ponerle usted. Presencia y elegancia, fuerza y precisión, personalidad y
liderazgo: un fenómeno. ¿Y los otros dos? Si yo fuera DT pondría a su lado a
los dos franceses Matudi y Kanté, con quienes Pogda se entiende a ojos
cerrados. Sin embargo, aquí debo aclarar tres puntos. Primero, yo no soy DT.
Segundo, estoy destacando al mejor en cada puesto y no a la mejor combinación.
Tercero: ¿Quién se atrevería a dejar fuera de la lista a dos nombres: el del
croata Modric y el del belga Hazard? Yo no.
El problema es que tanto
Modric como Hazard son 10 y ambos juegan con ese número sagrado: el de Puzkas,
Sívori, Platini, Pelé, Maradona, Zidane, Messi y otras leyendas. ¿A quién de
los dos poner? El problema se solucionó cuando me di cuenta de que, a pesar de
ser los dos dignos portadores del número 10, son muy distintos entre sí, como
distintas son las funciones que cada uno cumple en el campo. En efecto, Hazard
es en la práctica un delantero atrasado. Su función no es organizar ni calmar
el juego. Todo lo contrario. Juega como si fuera un misil, disparado hacia
adelante. De hecho, un cuarto delantero. Modric es otra cosa. Modric es el 10 a
la antigua, uno de los pocos que quedan en este mundo. Es el nexo entre
mediocampo y ataque, o si se quiere, el ordenador: el encargado de medir los
tiempos, el hombre de los pases precisos. Vista así las cosas, me decidí por
los dos. Modric de 10 clásico. Hazard de10 post-moderno.
En la delantera parece
haber dos nombres indiscutibles: Griezmann y Mbappe. Tuve, tengo todavía un
problema. Ese problema se llama Cavani. Ni Griezmann ni Mbappe jugaron un
partido tan extraordinario como ese que se mandó Cavani frente a Portugal. Pero
a la vez, ¿en lugar de quién Cavani? Sacar a Griezmann o a Mbappe habría sido
un sacrilegio, más todavía si se toma en cuenta de que ambos fueron las cartas
de gol del campeón mundial. Lástima por Cavani, se lesionó. Si no hubiera sido
por eso habría quedado en la lista definitiva. Pero el fútbol es así: se juega
en presente, no en subjuntivo.
¿Y el 9? Está en
extinción. Al final, nada extraordinarios pero con ansias de gol, solo dos. El
inglés Kane y el croata Mandzukik y quizás, mucho más atrás, el belga Lukaku.
Por la impresión final, me habría quedado con Mandzukik. Pero por lo que hizo a
lo largo de todo el campeonato, el saldo es a favor de Kane. O sea, Kane.
En breve: los mejores en
cada puesto según mi opinión fueron:
En el arco: Courtois
Línea de fondo: Trippier,
Mina, Vaerane y Marcelo
Línea del medio: Pogda,
Modric y Hazard
Delantera: Mbappe, Kane y
Griezmann
NOTA: en esta lista no
aparecen los mejores jugadores del mundo sino solo los que mejor jugaron
durante el mundial. Para nadie es un secreto, por ejemplo, que Ronaldo, Messi y
Neymar figuran entre los mejores del mundo, pero en el mundial ninguno logró
estar a la altura de lo que son.
PS. Para la confección de
esta lista conté con la colaboración del Dr. médico y amigo, Pedro Sierra