Una mujer espera a un hombre,
un hombre busca a una mujer
a través de una caverna, él oye un gemido,
húmedo, no es el tigre,
es una mujer, él entra
es una mujer, él entra
y la noche ya sin ojos avanza sobre los dos
y los cubre a los dos
hasta que brilla el sol, más allá de las piedras
Este ha sido al
fin el trasfondo que oculta cada poema. No digo poema de amor, sería un
pleonasmo, todos los poemas son de amor. Incluso los de odio.
La mujer y el
hombre duermen en estos momentos en paz a lo largo de nuestra historia.
Tuvieron su noche y sus gritos. Están cansados. Dejémoslos dormir. En esos
cuerpos que laten, yace todo el amor del mundo.
Arriba, sobre el cielo,
vuelan pájaros sin nombres
Llevan al tiempo en sus alas
Son las alas de la vida: Madre de Dios