Se nos fue Tal Cual. Una dictadura implacable le quitó su
papel para que no siga cumpliendo su papel. Solo quedará la edición digital,
una de las más leídas en Venezuela y América del Sur. Pero no será lo mismo. El
diario de papel es a la edición digital lo que el cuerpo es al alma.
El diario de papel no solo es leíble, es sensorial. Tiene
tersura, porte, figura, música cuando lo abrimos aunque sea para ocultar el
rostro. Y tiene, además, aroma: el inconfundible olor a madera seca que trae
desde la imprenta.
Cada periódico tiene su historia. Es la historia de un periodo
y sus actores. La de Teodoro Petkoff,
por ejemplo. Tal Cual, el impreso, fue el diario que inventó Teodoro para
combatir con su letra y con lo que nunca va a tener una dictadura –fino humor-
a esa maldad y estupidez que anunciaba desde sus inicios la promesa chavista.
Venezuela se está vaciando de vida. No solo sus ciudadanos se
van. Se va, además, su saber, su inteligencia, su prensa. Y el gran dictador
goza el momento rodeado de gordos y corruptos generales. Hoy celebrarán el fin
de Tal Cual. Lo que no saben –tal vez lo presienten- es que Tal Cual volverá un
día, hecho noticia, papel y verdad. Pero para acusarlos. Así: Tal Cual.