
Ese Dios que
llevamos a cuestas
Ese Dios está en
todas partes 
en el dedo
índice, 
en el café con
leche de tus ojos, 
y en el pleno
centro de tu patio trasero 
Ese Dios es la
sombra inseparable 
que acompaña a la
vida,
al piar de los
pájaros malditos, 
y a la brutalidad
de los vientos, 
a la falda que se
recoge hasta llegar al cuello 
y al ojo
espiando, entre las noches y las lunas 
Ese Dios está en
todas partes
¿Estará también
en el vacío que el mismo construyó para que no lo olviden y así lo llamemos por
su propio nombre?