5 DE ANTON JULIAN



LOS NAÚFRAGOS

Las olas los arrastraron sin piedad 
Fueron arrojados como peces muertos sobre la arena.
Despertaron lentamente, bebieron leche de coco
aprendieron a hacer grandes, imponentes fogatas
con maderos secos, cada noche. Todas las noches

los encendían en espera del barco luminoso
que los llevaría de regreso al país natal,
allí donde estaban las costumbres y las lenguas,
los ritos y las deudas, y así pasaron los años,
todas las noches, cada día, encendiendo una fogata

en medio de una noche apareció un barco luminoso. 

Los naúfragos se miraron aterrados,
apagaron con agua de mar a la fogata
y entraron a la noche más oscura de sus vidas
En esa isla donde nadie los veía.
En esa isla donde donde nadie los espera.
En esa isla donde nada los separa.

Nunca más brillaron las fogatas de las noches.



EL RODODENDRO SE ESTÁ SECANDO

Nada pero nada de agua
le cae
Arriba ha aparecido con odio un pino
inmenso
He intentado cortar con las pocas
fuerzas que me quedan
algunas ramas del pino
inmenso
Hasta que de pronto
-como quien no quiere la cosa-
 apareció un huequito
Nació, además, un poco de sol
(algo parecido al calor humano)

El rododendro se está secando
y hoy ví algo verde oscuro en su madera
En la parte más alta de una desnuda
rama
En esa mancha verde he puesto
todas mis esperanzas, todas.
No sé si entiendes lo que te estoy diciendo


FRENTE A LA ENCINA DE LOS MUERTOS

Escribir un poema sentado al borde
del abismo
comiendo un rico helado
de fresa
debajo de la encina de los muertos
mientras cuento los segundos
tictac
que me separan del cielo y del amor,
pienso
que la vida
nos fue conferida para que la viviéramos,
simplemente para que la viviéramos.

Los sentidos, las funciones, las ideas, las enaguas,
y las encinas de los muertos
los fuimos inventando los hombres a lo largo del camino.
Solo para justificar lo injustificable
Y a este aire azul que no sé de donde y por qué me llega

La utopía de los viejos vive y muere del pasado


EL ETERNO RETORNO

Cae el agua,
llueve,
y el tiempo pasa.
y viene.
Destino inescrutable el de los vivientes
Las cosas
los preceden,

el ritmo de la vida toda
late en una arteria, nos vamos
y al mismo tiempo estamos
entre las calles y las ruedas,
entre los vapores y las máquinas
entre las oficinas y las flores
en los lares, en los mares y también en otros bares

Así vistas las cosas, el primer llanto
de cada niño
es una declaración de guerra
hecha desde la muerte
hacia la nada.
Es el ser, es el ser del ser. 
Es el destino del ser
Es el eterno retorno del ser

Es el ser del ser. Es el que precede al ser del estar
Es el ser que solo podemos ver cuando estamos
Y el que solo podemos conocer cuando no estamos

Ahí esta la madre del cordero ¿cachai?


ELOGIO AL PENSAMIENTO FUGAZ

Quien se pone en pose de pensar nunca pensará,
hará como que piensa
El pensamiento, el verdadero, el de verdad,
el fugaz
es un asaltante de caminos, es una flecha artera
que te atraviesa la muela
hasta llegar al paladar y del paladar
hacia tu alma va.
Y después no vuelve. No vuelve nunca más
Está en el recuerdo
de la sonrisa fortuita que te dedicó la dama
mientras volteaba su trasero como una hoja de otoño
Está en el viento: en ese viento desde donde sopla
el enigma de las cosas,
y en el amor de los pobres de espíritu
y en la malvada majestad de los tsunamis,
E incluso en la divina mosca que se cagó
en  el vidrio de tus anteojos
solo para mantener el aparente orden
de los que se han ido para siempre.
El pensamiento no es una llama,
es una luz,
no es un fuego, es una chispa, 
es fugaz,
muy fugaz 
Es un llamado que viene desde más allá de tu muerte,
y aún más allá
hacia donde tú no eres ni serás.
Donde tu no estás.
Es la voz indescifrable
de una vida que nadie sabe donde nace.
Es, al fin, como es el amor,
según nos dijo la Carmen de Bizet: 
Un hijo de gitanos que no obedece a ninguna ley.