Este Gobierno
ha decidido tomar el peor camino, ha decidido avanzar con un fraude que
agravará la crisis, el hambre, la miseria, agravará el rechazo y la presión a
su modelo político fracasado y acelerará su salida del poder. El camino que
decidió Maduro llevará a que el mundo entero lo aísle, abrirá la puerta a
sanciones internacionales y resoluciones peligrosas.
Maduro se
inventó el fraude Constituyente para intentar llevarnos a una negociación que
se convirtiera en sumisión, para que entregáramos todo a cambio de nada, para
construir la decepción que necesita en medio de la rebelión popular más grande
que ha existido, y no lo logró.
En este momento
están llevando a cabo el fraude “revolucionario” más grande de nuestra
historia. Hoy habrá ciudades militarizadas, toques de queda, zonas de seguridad
alrededor de los centros, reglas laxas para ayudar al fraude y mucha amenaza.
¿Qué revolución es esa? ¿Una revolución que intenta obligar a votar bajo la amenaza
de matar de hambre o dejar sin trabajo a empleados públicos? ¿Una revolución
dispuesta a accionar armas en contra de todo un pueblo con tal de aferrarse al
poder? Una revolución fracasada que nos ha llevado a la peor crisis económica,
política y social de nuestro país.
El grupito
privilegiado que hoy gobierna cree que el sentimiento de frustración alrededor
de la votación de mañana servirá para detener el reclamo de esta mayoría que
lucha sin descanso por el cambio que nuestro país necesita. Subestiman la
molestia y el hastío de quienes sufren las peores consecuencias de la crisis,
se burlan de la desesperación de quien no tiene a dónde ni cómo irse, de
quienes saben que su destino está amarrado al destino de esta tierra. Su
ceguera los hace creer que esta lucha continúa en el plano formal, en el de las
sentencias, resoluciones o leyes ilegales, y no es así.
Nosotros
debemos seguir. Somos más fuertes que sus maniobras y nuestros objetivos han
sido claros desde un principio: elecciones generales, libres y transparentes;
apertura del canal humanitario que nos permita solventar la crisis que hoy
vivimos; respeto a la Constitución, a la Asamblea Nacional y a los poderes
legítimos; y liberación de todos los presos políticos. Hoy más que nunca
debemos mantener nuestras exigencias y nuestra lucha con más fortaleza, más
resistencia y más convicción.
Durante 4 meses
no es poco lo que hemos avanzado y el territorio político que hemos ganado. Lo
que empezó siendo una lucha de 20 diputados frente a un piquete movió la
conciencia de más de 7 millones de venezolanos, causó la toma de acciones y de
posturas por parte de quienes anteriormente apoyaban a este régimen y quebró
diques dentro de las bases de la dictadura generando presión. La fiscal
general, la ex defensora del pueblo, diputados, exministros, militares activos
y retirados, y grandes adeptos al ala gubernamental decidieron desmarcarse y
exigir también respeto a la Constitución y a nuestro derecho como venezolanos
de elegir, a través del voto, el futuro de este país.
No ha sido en
vano la madurez política que hemos alcanzado. Nos hemos organizado, hemos
entendido que la paz, la unidad y la razón son nuestras armas en contra de
quienes solo predican el odio, la violencia y la división entre hermanos. Hemos
entendido que los problemas políticos tienen soluciones políticas, que el
inmediatismo y los atajos solo desencadenan más crisis y caos y que no hay
fórmulas mágicas para desafiar a la dictadura.
Nos hemos
enfrentado a situaciones para las que ninguno de nosotros estaba preparado. El
régimen ha violado una lista entera de Derechos Humanos, ha desencadenado
episodios innecesarios de censura, represión salvaje, asesinatos,
persecuciones, detenciones, torturas físicas y psicológicas. Y ante esto
nuestra respuesta ha sido, es y será convertir el dolor en fuerza y motivos
para cambiar esta realidad que estamos viviendo. La lucha de quienes perdieron
incluso su vida en una refriega jamás será en vano. Es nuestro deber rendir
honor a su esfuerzo, no retroceder, no bajar la guardia y no rendirnos.
A quienes hoy
cumplen las órdenes para cometer tan inhumanas acciones, esta lucha también es
por ustedes, es por su familia que también sufre por culpa de la escasez, es
para que más nunca sean amenazados para seguir mandatos, es para que su
uniforme sea sinónimo de honor y respeto y jamás sea rebajado ni utilizado para
accionar armas en contra de quienes defienden sus derechos. Los venezolanos no
deseamos soluciones militares a problemas políticos, nosotros exigimos que se
apeguen a nuestra Constitución, la respeten y la defiendan.
Este país tal y como está planteado es ingobernable.
Cuando una minoría intenta cerrar los caminos constitucionales, electorales y
pacíficos, está condenada a sufrir las consecuencias del descontento y el
clamor de una mayoría que quiere cambio. Vienen tiempos de amenazas y
probablemente de mayor violencia y detenciones que requieren de nuestra
preparación física y mental. Quienes iniciamos esta lucha, creemos fielmente en
que si este país no tiene futuro, nosotros no tenemos futuro, y es por eso que
estamos dispuestos a asumir el costo necesario de la libertad, la justicia y la
democracia para Venezuela.
Ante su
violencia y su intento de amedrentarnos y frustrarnos, más miedo debe darnos
que Maduro se quede para toda la vida y nos condene a la realidad que estamos
viviendo. En nuestro país todos sabemos que el Gobierno y su modelo han
fracasado, lo que está en discusión es que tan costoso será salir de esta
tragedia para los venezolanos. No se trata de poner la lucha en la polarización
de valientes versus moderados, ni jóvenes versus viejos. La lucha que está
planteada es la del país entero versus Maduro y su cúpula corrupta. ¡Y esa
lucha la vamos a ganar!
No faltarán
quienes en estos tiempos quieran llenar de culpas y de señalamientos, quienes
crean que la desesperanza y el desaliento es nuestro único camino. A ellos
también les digo, es necesario tomar acciones y posturas y no quedarnos en el
discurso. Hemos movido conciencias y a ese chavismo que ha tomado posturas en
contra de la ANC y las pretensiones de Maduro, también les decimos que es hora
de unir esfuerzos en todos los frentes y luchar unidos.
Yo he visto
chamos caer, he visto a madres llorar, he visto a barrios enteros resistir y no
estoy dispuesto a regalar ni mi futuro ni mi país. No estoy dispuesto a
esconderme y retroceder. Estoy convencido de que estamos en el momento más
importante de nuestras vidas, de nuestra historia y nos tocó a nosotros ser
quienes protagonicemos la lucha por el futuro y el progreso de todos, entonces
hagámoslo.
El país que
soñamos sí es posible, no caigamos nuevamente en la desesperanza y el
sentimiento de derrota que nos llevó a paralizarnos el diciembre pasado.
Mantengamos la fuerza que nos ha guiado en esta lucha durante 4 meses: una
lucha por ese país en el que nuestro sueldo represente el esfuerzo que hemos
hecho para ganarlo, en el que comprar comida y medicinas sea un proceso sin
horas de cola hasta conseguirlas, en el que llorar a amigos y familiares en el
cementerio por culpa de la inseguridad sea cosa del pasado, y en el que podamos
decirle con orgullo a quienes han emigrado que nuestro esfuerzo incansable
también fue por ese boleto que los trae de vuelta. Esa Venezuela depende de la
convicción, la fortaleza, la constancia y la unión que mantengamos. ¡NUESTRO
PAÍS VALE CADA MINUTO DE LUCHA, DE RESISTENCIA Y DE ESFUERZO!