El deseo de revolución nos acompañó a mi generación y a otras también durante una gran parte del siglo XX y del XXI. ¿Puede haber otro deseo? El de revolución implicaba un cambio absoluto. Era otra humanidad. Era la propiedad colectiva de los medios de producción, donde el dinero iba a desaparecer. Era la igualdad. Era un hombre nuevo. Sartre decía que no iba a haber escasez. La abundancia de los recursos permitiría que el egoísmo desapareciera porque iba a haber para todos. Había una imagen paradisíaca. LEER