Fernando Mires - EL VAR



¿No sabe usted lo que es el VAR?
VAR: video-arbitral. Consiste en lo siguiente: cuando en el fútbol se produce un fallo en situaciones controvertidas – penal, tarjeta roja, posición de adelanto – el árbitro está facultado para consultar vía celular a un comité de árbitros sentados en una sala repleta de computadoras y videos. El comité verifica si el cobro fue correcto y envía digitalmente su dictamen al árbitro de juego quien formalmente tiene la última palabra.  Formalmente, pues ningún árbitro se atrevería a polemizar con aparatos digitales. 
Muchos –sobre todo los que no entienden de fútbol- han aplaudido la decisión puesta en práctica en la Confederation Cup que tuvo lugar en Rusia. Pocos han advertido que con esa nueva modalidad el fútbol ha pasado del sistema presidencial al parlamentario.
Quienes defienden el nuevo orden del fútbol mundial arguyen que las decisiones del árbitro serán más verdaderas (confunden exactitud con verdad) Con eso nos enteremos que la esencia del fútbol sería la búsqueda de la verdad. Al llegar a este punto, uno se topa con la filosofía de Heidegger.
¿Cuál es la esencia del fútbol? La pregunta no la hizo Heidegger. Su pregunta en su texto Die Frage nach der Technik fue otra: ¿cuál es la esencia de la técnica? Su respuesta: la esencia de la técnica no es la técnica sino la búsqueda de la verdad (Entbergung)
El cometido de la tecnología VAR sería entonces buscar la verdad del fútbol. ¿Y cuál es esa verdad? Mi respuesta sería: el fútbol no puede tener una verdad porque es un juego y un juego no busca la verdad. No sé si Heidegger estaría de acuerdo. Pero es evidente: si un juego buscara una verdad dejaría de ser un juego. En términos triviales: los miles de personas que van al estadio no van a buscar la verdad del fútbol sino a avivar a su equipo o simplemente a gozar de un buen partido. Incluso hay quienes no podrían soportar un partido sin errores
Los errores del árbitro pertenecen al espectáculo. El árbitro no está ahí solo para arbitrar; también para que lo “putiemos”. Su función casi religiosa es cargar el cordero de todos los errores del fútbol, los cometidos y los por cometer. ¿Vamos a putear de ahora en adelante a las com-puta-doras? 
Quien lo dijo de modo claro fue el jugador chileno Jara, precisamente quien conquistara la fama mundial cuando las cámaras lo sorprendieron introduciendo su índice en el trasero del uruguayo Cavani: “puchas, ahora con el VAR no podemos celebrar un gol”. Con eso estaba diciendo Jara: “Muy efectivo será el VAR, pero nos ha robado la espontaneidad, la alegría de vivir el juego”.
Los futbólogos están de acuerdo: el gol cumple una función orgásmica. Luego, un gol  anulado por un video sería algo así como un gol interruptus.
Errar es humano. El error, dijo Nietzsche, es fuente de toda verdad. Sin cometer errores no necesitaríamos corregir y sin corregir no encontraríamos ninguna verdad. No por casualidad la mayoría de los grandes inventos han surgido de un error. Hasta la naturaleza se equivoca. Sin errores no hay mutaciones y sin mutaciones no hay evolución.
Pensar es corregir. Amar también. Con gran sensibilidad Hannah Arendt escribió: “amar es perdonar”.  ¿Y cómo vamos a perdonar a alguien si no comete errores?  Cuando amamos, amamos también los defectos de la persona amada. Perdonando amamos hasta los errores del fútbol. Como cuando una vez perdonamos a ese jugador loco quien para justificar el engaño cometido dijo: “fue la mano de Dios y la cabeza de Maradona”.
Y no por último, el fútbol con todos sus errores llegó a ser el deporte rey. ¿Para qué lo vamos a “mejorar”? No VAR. El fútbol no te necesita. La vida tampoco.