En una muestra más de incapacidad para
encontrar una salida a su propia crisis, el Gobierno castrista y su subordinada
Asamblea Nacional del Poder Popular acaban de "aprobar por
unanimidad" las normativas recientemente decididas por el Comité Central
del Partido Comunista, como parte de la "actualización" del
"estatal-socialismo" en Cuba y las bases del plan perspectivo hasta
2030 para toda la sociedad.
Esta "aprobación" se realiza en
virtud del antidemocrático artículo 5 de la Constitución autoritaria y
estatalista de 1976 sobre el papel dirigente del PCC en la sociedad cubana
después de haber consultado, según propia confesión del general y presidente, a
1,6 millones de los 8,6 millones de cubanos que normalmente votan. Es decir,
que apenas fue consultado un 18,6% de la población votante, menos de una quinta
parte, en lo que podría ser el grupo de la población que apoya a la
"dictadura del proletariado" impuesta en Cuba.
El dato, que se pretende demostrativo del
carácter democrático del "proceso de consultas", en todo caso
evidencia su enorme déficit, en tanto que se intenta imponer a toda la sociedad
lo que apenas discutió, ni siquiera aprobó, ni el 20% de los votantes.
Hasta el
momento de redactar estas líneas no se conocen las modificaciones que se
hicieron al documento original, ni las que se le agregaron en el debate en las
bases ni, desde luego, las introducidas finalmente por la comisión de redacción.
Estas valoraciones se basan en lo que ha
publicado la prensa oficial sobre la Asamblea, sus debates y las intervenciones
principales.
Se sabe que se reitera el papel regulador y
controlador del Estado en la economía estatal y no estatal. Puede afirmarse que
toda la palabrería en los documentos sobre el mercado y actividad privada o
cooperativa es pura retórica, pues no puede haber verdadera empresa privada ni
cooperativismo donde el Estado lo regula y decide todo, donde no hay
reconocimiento a la libre iniciativa individual o colectiva.
Se mantienen la propiedad del Estado como eje
(quebradizo) de la economía, las restricciones a las actividades privadas de
médicos, abogados y otros profesionales y los altos impuestos. Se crean
merca-hostales para la venta controlada a los que tienen negocios privados de
alimentos a fin de garantizar su dependencia del estado y sus ingresos al
presupuesto estatal, en tanto se amplía el sistema de "cooperativas"
paraestatales, todo lo cual alienta la fuerte tendencia corporativista de la economía
al estilo del nazismo, contracción en alemán de nacionalsocialismo.
No se conoce que se incluyera alguna palabra
referida a la autogestión empresarial bajo control de los trabajadores, ni nada
sobre el desarrollo del cooperativismo libre o de las autonomías locales, pero
se insiste en que se construye el socialismo porque tal es la "decisión
del Partido Comunista".
Es más de lo mismo: de la vieja escuela
estalinista voluntarista sobre la omnipresencia del Estado, la vieja forma del
capitalismo monopolista de Estado, solo que con más control por parte de la
burocracia en función de sus intereses.
Ya, en el delirio de lo que pudieran ser sus
últimos tiempos, el Gobierno más "anticapitalista" de la historia
americana, que expropió toda propiedad privada en Cuba -grande, mediana y
pequeña- que envió guerrillas a casi todos los países de América Latina para
combatir el capitalismo y el imperialismo, ante el desastre de su estatalismo
asalariado (considerado socialismo) nos quiere hacer creer que habrá desarrollo
de la empresa privada porque "aprueba el mercado controlado y la propiedad
privada pero sin la concentración de la propiedad y la riqueza en personas
naturales o jurídicas no estatales".
La gran novedad: "reconocer" a la
empresa privada que explota trabajo asalariado, que ya existía hace dédacas,
bajo el eufemismo de trabajo por cuenta propia; pero sin acabar de aceptar que
es capitalismo privado. Es el miedo a que la izquierda internacional y el mundo
sepan que se acepta el capitalismo privado en Cuba.
Todo esto en una mezcla de contrasentidos. ¿A
quién pretenden engañar? ¿Cómo creen que podrá desarrollarse la empresa
privada, capitalista, con un mercado controlado por los monopolios estatales,
sin que la propiedad ni la riqueza privadas puedan aumentar? ¿No leyeron nunca
a Karl Marx sobre el papel de la acumulación del capital y de la reproducción
ampliada?
Se han olvidado
de la "acumulación sistemática" que hace el Estado, el más grande
concentrador, poseedor, explotador y dilapidador de riquezas, para tratar de
hacer avanzar sus siempre desastrosos superplanes.
Por otra parte, todo lo aprobado, según lo
publicado, fue referido únicamente a cuestiones económicas del
"perfeccionamiento de la actualización". Ni una palabra sobre los
prometidos cambios a la Constitución o a la Ley Electoral, promesas hechas para
tratar de neutralizar la creciente oposición interna y las preocupaciones
internacionales sobre las violaciones de los derechos políticos y civiles del
pueblo cubano.
Desde el viaje de Obama a Cuba se destapó una
marcha atrás en la "normalización". La llegada de Trump a la
presidencia en Estados Unidos puso en guardia al poder hegemónico en Cuba. Los
acuerdos recién tomados confirman el estancamiento en los modestos cambios.
Nada cambia de lo que debe ser cambiado. Las declaraciones de que se esperan
modificaciones en la política de EE UU hacia Cuba apuntan a un enquistamiento
del estatalismo, cuya primera señal es la amenaza de que "podrían afectar
la colaboración en materia de tráfico humano".
Al parecer, la consigna sigue siendo
"socialismo" o muerte, valga la redundancia.