Estaba
a punto de pintar el techo de una habitación de mi casa. No es una biblioteca,
pero está llena de libros, amarillos por culpa de ese tiempo que ni a los
libros perdona.
Tuve
que retirar los más apegados al techo. Había algunos perfectamente desechables.
Pero también estaban ahí todos los que de la obra póstuma de Neruda publicó la
editorial Seix Barral en letras muy pequeñas, casi imposibles de leer. Los retiré uno a uno,
con mucho cuidado, como si fueran de vidrio. Al depositarlos en una mesa no
pude resistir la tentación de leer al azar algunos versos. Su poesía póstuma no
es la del Neruda de las antologías. Es más bien reflexiva, casi filosófica,
radicalmente apolítica, y hasta inmaterial. Como si ya el poeta hubiera pensado
en alguna despedida.
Antes
de continuar mi obra pictórica
abrí “Para Nacer he Nacido“, libro
escrito en prosa. Lo abrí en donde estaba el marcapáginas. Ante mi sorpresa,
encontré allí un parrafo dedicado a Venezuela.
Racionalista
contumaz, jamás he creído en magias o anunciaciones. Pero creo en las
casualidades. Pienso incluso que la vida no es más que la suma de muchas
casualidades. Por eso mismo no pude evitar pensar (sentir) que ese párrafo lo
había escrito Neruda para la Venezuela de hoy. Como si de algún modo hubiera
visto algo que recién podemos ver.
Confieso:
yo no había leído “Para nacer he nacido” desde hace más de treinta años. En ese tiempo lo que
menos me interesaba era Venezuela. ¿Por qué estaba el marcapáginas puesto ahí?
No sé. No lo sé.
Transcribo
a continuación el párrafo que escribió Neruda sobre Venezuela:
¿Dónde está Santocristo? Venezuela me llama. Venezuela es una llama,
Venezuela está ardiendo. Yo no veo las nieblas de este gran otoño, yo no veo las
hojas enrojecidas. Detrás de París, como un fanal de faro, de luz multiplicada,
arde Venezuela. Nadie ve esta luz en las calles, todos ven edificios, puertos y
ventanas, personas apresuradas, miradas que enceguecen. Todos van sumergidos en
el gran otoño. No es mi caso.
Yo detrás de todo veo a Venezuela como si detrás de mi única ventana se
debatiera con toda la fuerza del fuego una gran mariposa.¿Dónde me llevas?
Hasta ahí el párrafo que Neruda dedicó a Venezuela. No
quiero hacer ningún comentario.