Efectivamente:
salir de Maduro sin elecciones puede ser posible. Pero solo puede ser posible
si se lucha por las elecciones. Esa verdad tan simple no puede ser entendida
por esos sectores de la oposición mal denominados radicales.
Luchar
por las elecciones significa encauzar y mantener la resistencia a lo largo de
la ruta constitucional. Significa, por lo mismo, asumir radicalmente la
legitimidad de la ley. No hacerlo significa, a su vez, lo contrario. Significa
renunciar a la razón constitucional para regalársela al enemigo.
La
línea central de la oposición ha sido definida por la mayoría de sus representantes como electoral, pacífica,
constitucional y democrática. Esa definición ha hecho posible un acontecimiento
inobjetable: la inmensa mayoría de la opinión pública mundial apoya en estos
momentos a la oposición venezolana. Pero la apoya porque esa oposición está al
lado de la Constitución, es decir, a favor de las elecciones. A la inversa: sin
el repudio mundial a Maduro y su mafia, el pueblo venezolano no se habría
atrevido a salir masivamente a las calles a luchar por el derecho más elemental
de la condición ciudadana: el de elegir libremente a sus representantes. Hay,
en consecuencias, una dialéctica inseparable entre la razón electoral, la
resistencia popular y la opinión mundial. Si eliminamos a uno de esos
términos, termina esa dialéctica.
El
régimen está acorralado. La inhabilitación a Henrique Capriles –precisamente
el líder que más consecuentemente ha optado por la vía electoral- ha terminado
por demostrarlo.
Si
el régimen cede frente a la presión popular, democrática, nacional e internacional
y convoca a elecciones, perderá. Pero si no las convoca y continúa proclamando
su mensaje de sangre y fuego, terminará tan desligitimado -incluso ante sus
propias huestes- que mucho más temprano que tarde deberá irse. Esas son las
razones por las cuales renunciar a la exigencia electoral significaría
renunciar a la principal arma de lucha de la oposición.
Elecciones sí: esa es la frase que no se puede transar.
Elecciones sí quiere decir Maduro no: con elecciones o sin elecciones.