No invento nada: así lo vi y así lo digo:
En la cabina del
tren conversaban dos mujeres jóvenes
De improviso una
preguntó a la otra:
¿Cuál torre te
gusta más? ¿la torre de Pisa o la torre Eiffel?
La otra contestó:
la torre Eiffel por supuesto.
Comenzaron a
mirarse fijamente y de pronto
estallaron en
interminables carcajadas.
Ese “por
supuesto” lo dijo todo.
Yo miraba desde
la ventana del tren hacia el horizonte
Los pájaros no sé
si regresaban o se iban
O volaban. O Simplemente
volaban
La vida puede ser
a veces muy bella
La poesía asoma
su rostro sin que la llamen
Así no más
De repente.
De repente.